Tokio.- El ministro de Relaciones Exteriores de Japón, Fumio Kishida, y su homólogo surcoreano, Yun Byung-se, sostuvieron hoy una reunión previa al encuentro trilateral con el representante chino, a celebrase en Seúl próximamente.
Entre las declaraciones destaca un acuerdo para aumentar las comunicaciones entre Japón y Surcorea, con el propósito de lograr la tan esperada reunión entre el primer ministro nipón, Shinzo Abe, y la presidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye.
La mandataria se niega a entrevistarse con el jefe de Gobierno japonés hasta que este denuncie públicamente las injusticias cometidas por su país contra las mujeres coreanas durante la Segunda Guerra Mundial, 200 mil de las cuales fueron obligadas a servir como prostitutas en el frente.
Las tibias opiniones de Abe sobre los crímenes perpetrados por el antiguo ejército imperial durante la última conflagración son causa de fricciones con sus vecinos asiáticos.
Por otra parte, la nueva política militar de Tokio, gracias a la cual las Fuerzas de Autodefensa de Japón podrán desplegar tropas fuera del territorio nacional, ha disparado las alarmas en Seúl y Beijing por temor a un posible renacer del militarismo en el país vecino.
La Carta Magna nipona, redactada en secreto por expertos estadounidenses en 1947, prohíbe al Estado el uso de la guerra para resolver sus disputas internacionales.
Sin embargo, Abe necesita aprobar al menos una decena de nuevas leyes con el propósito de hacer efectivo el despliegue de las tropas, además de una consulta popular y el veredicto del Parlamento.
A inicios de marzo el gobierno decidió equiparar el poder de los militares al de los civiles en el Ministerio de Defensa, a pesar de las protestas de sectores proclives al pacifismo.
