Periodismo y dignidad

A los disímiles riesgos que enfrenta el periodista para ejercer su oficio, se suma el espionaje que permiten las nuevas tecnologías, según denunció Claudio Paolillo, presidente de la Comisión de Libertad de Prensa de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), quien visitó el país para participar del II Foro Latinoamericano de Prensa y Relaciones Públicas que organiza el Club Rotario.
 
Unos 467 profesionales de la prensa han perdido la vida en los últimos 25 años, y el ejecutivo de la SIP profundiza su tesis en lo que constituye el adelanto tecnológico, que ha propiciado que redes de espionaje atemoricen a fuentes periodísticas. En este sentido señaló que dicha situación impide mayor calidad en las investigaciones en los medios de comunicación de Estados Unidos.
 
Riesgosa resulta la existencia de quienes han decidido ejercer un periodismo de investigación que constituya punta de lanza en su ejercicio profesional, comprometido con la razón que da origen a su propia existencia, porque, tal y como afirmó Gabriel García Márquez “investigación no es una especialidad del oficio, sino que todo el periodismo tiene que ser investigativo por definición”.
 
En República Dominicana el periodismo de investigación solo puede avanzar a través de grandes obstáculos, porque desentrañar las raíces de los graves problemas que acosan a la sociedad, expone a verdaderos culpables y, lamentablemente, apenas existe dicha labor sin “tenazas empresariales” y sin “compromisos” con políticos y funcionarios.
 
No solo fue escabrosa la década de los sesenta, determinada por factores políticos adversos. Este es un tiempo de redes sociales capaces de generar gran impacto social y de influir en la cacareada democracia, muchas veces con banalidades, dispersiones y con un concepto de la comercialización irrefrenable, como señala Ignacio Ramonet. Pero, más allá de todo esto y para quienes batallan por conservar la reserva deontológica de la profesión, resulta imprescindible recordar que “no puede perderse el horizonte ético que ofrece el marco social, y que no puede verse solo desde el punto de vista tecnológico comercial”.
 
Es que la desaparición de los valores fundamentales sería el funeral de un ejercicio digno del periodismo en estos y todos los tiempos.

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