Ya sabemos que los medios de comunicación se relacionan con los públicos “en plural”, porque existe una diversidad de ellos, y que en la era de la información “la transformación de la cultura de masas está segmentada”, en la medida en que la industria mediática asume que cada público o audiencia constituye una amplia diversidad de modos de consumir, de gustos y preferencias.
Del concepto de comunicación, que se conoce como una manera de estar juntos, se establece ese diseño de estrategias que desde las mismas universidades prepara a los estudiantes para que interpreten primero, y posteriormente para que puedan construir sus propios textos, con lenguajes y perspectivas.
Pero, ya muchos lo han señalado, que a “la universidad le hace falta establecer ese contacto estrecho, firme, inteligente e instruido con los educandos. Y una manera de estar juntos es ofrecerles herramientas para que perciban o estén atentos a la avalancha de información segmentada que llega por todos los lados”.
Las redes sociales ofrecen esa posibilidad activa de convertir al receptor en emisor y esto deviene logros y peligros a la vez, que entraña desafíos, sin lugar a duda, porque dosificar la información y la comunicación requiere- en el decir de Ramonet-, y en la lógica de la conciencia global-, un largo aprendizaje, que va desde la familia, escuela, vida laboral, sociedad, todo en su conjunto.
Se requiere de herramientas para enfrentar, comprender y asimilar esa avalancha de productos comunicativos que en su gran mayoría llegan plenos de banalización, dispersión y comercialización irrefrenable. República Dominicana va a la puntera en el desarrollo tecnológico y más, pero aun falta mucho de lo antes expuesto.
