Nadie nace sabiendo ser padre, y sin duda, se va aprendiendo en el camino, con la experiencia. Por eso, muchas veces para felicitarlos los elogiamos de ciertas maneras, que según los expertos, podrían no ser las ideales. ¿Quieres saber cómo hacerlo mejor? Lee más para informarte.
Cantidad y calidad
“Aunque sea con buenas intenciones, poner a los niños en un pedestal a una edad temprana podría dificultar incluso, su crecimiento”, señala el psicólogo clínico, Paul Donahue, en el sitio WebMD.
¿Crecimiento o pensamiento fijo?
“Algunos estudios encontraron que la forma en que alabamos a los niños puede afectar su forma de pensar y, a su vez, su propensión a asumir retos, perseverar y tener éxito académico. Por ende, existen dos mentalidades particulares: la fija vs. el crecimiento”, señala Renee Jain, autora y coach practicante de la psicología positiva en el sitio Psych Central. Y aquí te las describimos:
Pensamiento fijo. “Es inteligente naturalmente”, hemos oído decir más de una vez a algún pariente de un niño. Este tipo de observaciones, según la experta, partirían de un pensamiento inmutable, de acuerdo al cual, “inteligente se nace”, y cualquier esfuerzo para superarse sería en vano si no han tocado en suerte los atributos correctos. En consecuencia, los niños con este pensamiento intentarían evadir exámenes o pruebas que los expongan a poner en duda esa habilidad que ellos creen natural.
-Crecimiento. Los niños con esta forma de pensar, tendrían más en claro que el cerebro es un músculo que puede crecer y desarrollarse con estudio y esfuerzo, por lo que suelen destacarse positivamente en los desafíos que se les presentan.
Entonces, ¿cómo elogiarlos para que cultiven un pensamiento que no sea fijo?
– Premia el proceso, no a la persona. En lugar de decirle: “Eres creativo”, dile: “Has encontrado un buen modo de resolverlo”. Además, procura ser específico (“Parece que eres bueno en matemáticas”) y elogiar el esfuerzo con palabras como: “Se nota que te has esforzado mucho”, como sugiere Jain.
– No digas una cosa por otra. “Sé sincera. Uno de los mayores errores que podemos cometer como padres es asumir que los niños no son lo suficientemente sofisticados para detectar las intenciones detrás de nuestra alabanza. Podrías pensar que estás alentando a un niño al elogiar los malos resultados, pero los niños en realidad pueden percibir los elogios no auténticos como una señal de fracaso. Así que, elógialo de manera auténtica por los logros reales”, detalla la experta.
– Prémialo por aprender nuevas cosas. ¿Tu hija ha conseguido finalmente atarse las agujetas de las zapatillas sola? Felicítala por haberlo intentado sin tener miedo a equivocarse, como recomienda Donahue.
– No lo elogies por lo obvio. “Si te la pasas adulando sus atributos (“¡Qué hermosa, inteligente, talentosa eres!”) llegará un momento en que tu hija se acostumbrará a tus elogios y dejarán de tener significado para ella (o él)”, indica el experto.
En conclusión, la calidad del elogio es más importante que la cantidad, coinciden Donahue y la terapista Jenn Berman enWebMD, y agregan que si es sincero y genuino y se centra en el esfuerzo y no en el resultado, puedes decirlo cada vez que tu hijo haga algo que merece recompensa verbal.
