2014: La Unión Europea, una meta de Serbia

El 2014, sobre todo su segundo semestre, fue un año clave para Serbia de cara al proceso de ingreso en la Unión Europea (UE), lo cual constituye hoy un objetivo esencial de Belgrado.
 
Según un informe de la UE divulgado en la capital serbia el 8 de octubre, la agrupación europea considera que ese país balcánico progresó notablemente en el transcurso del año en el camino hacia el acceso, aunque aún debe realizar reformas y alinearse a las políticas comunitarias.
 
El texto -emitido por la Comisión Europea (CE) y leído en Belgrado por Michael Davenport, jefe de la delegación de la UE en esa capital- señala que el país trabajó duró en las primeras fases del proceso y demostró alta preparación y disposición al diálogo.
 
También destacó el apoyo de la población a las políticas del Gobierno, la promoción de los derechos humanos y el crecimiento económico del país (calculado en el 2,5 por ciento, a pesar de los grandes daños causados en mayo por intensas inundaciones).
 
Sin embargo, Davenport subrayó cuestiones que todavía preocupan a la CE, entre ellas la aplicación de reformas en la política exterior de la nación balcánica y sus relaciones con Kosovo.
 
Este último territorio autoproclamó su independencia en 2008, la cual no fue reconocida por Belgrado, pues violó varias disposiciones del Consejo de Seguridad de la ONU. Actualmente Serbia considera a Kosovo como una provincia.
 
La normalización de las relaciones con esa región es una condición impuesta por la UE para el ingreso de Serbia en el bloque.
 
En cuanto al asunto de las relaciones internacionales, los 28 exigen la alineación de Belgrado con su política exterior común.
 
La presión responde a exigencias de la agrupación europea para que se apliquen sanciones contra Rusia a causa de la posición de esta en el conflicto ucraniano, y a la negativa serbia a aceptarlas.
 
A lo largo del año, las autoridades del Gobierno y la diplomacia serbia argumentaron que los lazos con Moscú responden a elementos culturales comunes y a una fuerte cooperación económica.
 
Según el primer ministro, Aleksandar Vucic, su nación apuesta por ser miembro de la UE, pero para probarlo no arrojará a la basura miles de millones de euros derivados del comercio con Rusia.
 
En cuanto al citado informe de octubre, Vucic declaró que estaba parcialmente satisfecho, pues el documento incluía elementos polémicos, como la interferencia en las relaciones internacionales de su país.
 
No obstante, la CE considera que Serbia es la nación de los Balcanes con el mayor progreso en los diálogos de acceso.
 
A pesar del debate y de la confirmación de que los nexos con Moscú no sufrirán modificaciones, Belgrado aceptó hacer determinados cambios en su política exterior, lo cual da una visión de las esperanzas que coloca en el ingreso en la Unión Europea.
 
Como parte del intento de ganar apoyo dentro de los 28, a mediados de año Vucic realizó visitas a Berlín y París, durante las cuales se reunió con importantes figuras de los dos gobiernos.
 
Esas acciones dieron frutos, pues tanto Alemania como Francia -dos de las naciones de avanzada de la UE- correspondieron el deseo serbio de ingresar en la asociación.
 
Según destacaron los medios de comunicación en Belgrado, el 18 de octubre último la canciller alemana, Ángela Merkel, telefoneó a Vucic y le confió su respaldo a las intenciones del país balcánico de formar parte del bloque.
 
Una nota de la Oficina de Prensa del Gobierno serbio informó que ambos políticos dialogaron acerca de las acciones necesarias para el acceso y sobre la estabilidad regional en la península de los Balcanes.
 
Merkel y Vucic coincidieron en la pertinencia de crear un ambiente favorable para los negocios, como presupuesto fundamental para promover la cooperación económica, indicó aquel mensaje.
 
El gobernante serbio aseveró que su país hará todo lo posible por  preservar las buenas relaciones en la zona.    Por otra parte, el primer ministro francés, Manuell Valls, ratificó el apoyo de París a la membresía europea de Serbia, durante una visita oficial a ese país realizada del 6 al 7 de noviembre.
 
El político galo también expresó su confianza en que la cooperación de Serbia será clave para resolver la crisis ucraniana y las tensiones entre Occidente y Rusia derivadas de ese conflicto.
 
Valls consideró que la república balcánica desempeñará una importante labor durante 2015 al frente de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).
 
Esta responsabilidad, conjugada con las buenas relaciones de Belgrado con Moscú, frenará las diferencias entre la UE, sus aliados y Rusia, sostuvo.
 
Las relaciones entre las partes citadas se agravaron tras el ascenso al poder en Kiev de elementos de ultraderecha a partir de un golpe anticonstitucional efectuado en febrero con el apoyo de las potencias occidentales.
 
Vucic agradeció la confianza depositada por Francia en su país.
 
Apoyo de los serbios al ingreso en la UE
 
Una encuesta gubernamental difundida por la prensa serbia en agosto de este año señaló que el acceso en la Unión Europea cuenta con el apoyo del 46 por ciento de los ciudadanos.
 
A cada entrevistado le preguntaron qué opción votaría si al día siguiente se celebraba un referéndum sobre la unión de Serbia al bloque comunitario.
 
Los datos aportados por el Gobierno en esa oportunidad indicaron que el 19 por ciento de los ciudadanos se oponía a la entrada en la UE y el 15 no tenía una opinión clara al respecto.
 
Una quinta parte de los interrogados refirió que no participaría en el supuesto plebiscito.
 
En comparación con un sondeo similar realizado en diciembre de 2013, el apoyo popular a la integración decreció en cinco unidades porcentuales.
 
Además, el estudio indicó que la mayoría de los serbios considera necesario un paquete de reformas para el país, no a causa del proceso de integración, sino para el bienestar de los ciudadanos y la mejor organización administrativa.
 
Uno de los aspectos preocupantes del ingreso en la UE para las autoridades serbias, a pesar de la baja incidencia reflejada en el referido sondeo, es el referente a la pérdida de la identidad nacional.
 
La investigación de agosto mostró que el cinco por ciento de los ciudadanos temía el deterioro progresivo de las costumbres, prácticas y valores culturales serbios a causa de la influencia de cánones establecidos por el bloque.
 
Aunque las conversaciones de acceso aún no incluyen los asuntos más espinosos -como las relaciones con Kosovo y la política exterior-, el diálogo en el año entrante promete dar el impulso a los serbios para alcanzar su meta europea.

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