Kansas City.- Un sonriente David Ortiz se presentó a la Conferencia de Prensa solamente para saludar a un gran amigo, su ex compañero de equipo con los Medias Rojas de Boston, Jake Peavy y luego se fue tan pronto como había aparecido. Misión cumplida.
Pudo intercambiar rápidas impresiones con uno de los abridores de los campeones Patirrojos en el Clásico de Octubre de 2013.
Peavy sonrió ampliamente al agradecer la visita del gran pelotero de la tierra del merengue.
«Es lo mejor de esta Conferencia de Prensa hasta ahora», aseguró el derecho de los Gigantes de San Francisco que abrirá el segundo juego de la Serie Mundial frente a los Reales de Kansas City en el Kauffman Stadium.
«Mi hermano es especial», proclamó Peavy al irse «Big Papi». «Creo que todos conocemos cómo es Ortiz, pero realmente la gente no sabe la clase de persona y la clase de compañero de equipo que es él. Creo que ustedes acaban de ver qué tan genuino es. Y no lo había visto desde que fui canjeado». No hay duda que Peavy hizo muy buenas migas con los Medias Rojas, a donde llegó el año pasado en una situación similar a su arribo a los Gigantes de San Francisco: como una especie de pistolero a sueldo, que aparece justo para definir un problema, en este caso a resolver la necesidad urgente en un cuerpo de pitcheo.
«Ha sido como una bendición recibir la confianza que depositan en uno, justamente cuando uno más lo necesita», comentó Peavy de su adquisición por los Gigantes. «No había deseado otra cosa que estar en este escenario para tratar de hacer algo similar a lo que logramos el año pasado. Es gratificante. Es una experiencia que te honra, al igual que la del año pasado».
La llegada a los Gigantes de Peavy en un cambio por los promisorios lanzadores Heath Hembree y el venezolano Edwin Escobar le trajo de inmediato nuevos amigos, que lo quieren y admiran en los vestidores de los Gigantes como si ya se hubiera pasado una vida allí. Con el tiempo lo van a apreciar tanto los beisbolistas de la Bahía como lo hace Ortiz al visitarlo en su Conferencia de Prensa.
De hecho, algunos amigos de los Medias Rojas le han escrito en los recientes días, con mensajes cuya intención principal, además de saludarlo, era darle fórmulas especiales para tratar de vencer a los Reales.
«Hablé probablemente con unos cinco de ellos en las últimas horas y en todos sus mensajes de texto me decían lo que necesito hacer para vencer a los Reales, desde un dato de [el segunda base] Dustin Pedroia sobre la posición de los jugadores de cuadro para evitar los golpes de los deslizamientos de sus veloces corredores hasta los lanzadores que querían recomendarme envíos, de cómo y cuándo usarlos».
Independientemente de los consejos de sus ex compañeros de Boston, el ex ganador del Premio Cy Young de la Liga Nacional (2007) acude al segundo partido de la Serie Mundial con una enorme experiencia como serpentinero que le va a ayudar al medirse a los campeones de la Liga Americana.
«Voy a agotar cada opción posible para tratar de vencer a los Reales, pero va a ser una tarea bien difícil», declaró con humildad Peavy. «Pueden anotar carreras de muchas maneras. Es un equipo formidable que juega buena defensa y lanza extremadamente bien».
Bruce Bochy, que conoce a Peavy como la palma de su mano porque fue el dirigente de los Padres de San Diego cuando el hoy derecho de los Gigantes debutó en las Grandes Ligas en 2002, valora en grado sumo esa tremenda experiencia de su abridor del segundo partido contra equipos del Joven Circuito.
«Debido al tiempo que él ha pasado en la Liga Americana, donde ha visto bastante a los Reales, obviamente le hemos hecho muchas preguntas para conocer más de cómo juega ese equipo», reveló el dirigente Bochy a una pregunta de LasMayores.com.
«Cada vez que cuentas con un pelotero que ha enfrentado a otro equipo te da una información muy valiosa que a lo mejor se les pueda haber pasado por alto a nuestros exploradores de avanzada».
Y Bochy sí piensa que en poco tiempo relativamente Peavy ha hecho un fuerte impacto en los Gigantes, de la misma forma como pudo haberlo hecho en Boston al punto de que un pelotero de la talla de Ortiz lo fuera a saludarlo públicamente cuando en realidad fueron compañeros de equipo por pocos meses.
«Realmente ha impactado en nuestro clubhouse», destacó Bochy. «Le he consultado para tener una mejor guía, una ayuda para conocer el pulso del equipo. Le he pedido también que intervenga y diga algunas cosas en nuestras reuniones. Con la experiencia que él aporta, incrementa el enfoque y la intensidad de nuestros peloteros. Ustedes saben que Jake lo entrega todo cuando está en la lomita».
Ese liderazgo y esa experiencia de Peavy, aparte de su calidad como lanzador, pudieran ser factores relevantes para los campeones del Viejo Circuito al tratar de imponerse a un equipo que clasificó embalado a la Serie Mundial.
