El candidato opositor Aécio Neves se encamina a la semana final de la campaña para las elecciones presidenciales de Brasil con una ventaja mínima, pero es la actual mandataria Dilma Rousseff quien parece estar ganando impulso en la última recta.
Tras una repentina alza en los sondeos antes y después de la primera vuelta del 5 de octubre, Neves ha encontrado dificultades para mantener el tranco ganador que le ha dado la leve superioridad en las recientes encuestas.
Neves tiene 2 puntos porcentuales más que Rousseff en los sondeos de las principales firmas encuestadoras, lo que está dentro del margen de error.
Las muestras más recientes han sugerido que el apoyo para Neves, el favorito de los mercados, puede haber llegado a su nivel más alto y que quienes lo desaprueban han aumentado, tras una andanada de la campaña de Rousseff.
Los brasileños que dicen que nunca votarían por Neves aumentaron en 4 puntos porcentuales esta semana a un 38 por ciento, según un sondeo de la empresa de estudios Datafolha.
El rechazo a Rousseff bajó un punto porcentual a 42 por ciento en la misma encuesta, que además mostró que la aprobación a la presidenta subió.
La estrecha competencia ha endurecido la campaña con los candidatos intercambiando acusaciones de corrupción y mal manejo económico, para intentar atraer al 6 por ciento de los votantes que siguen indecisos y a otros cuyas preferencias no se han decantado totalmente.
En un debate por televisión el jueves en la noche, Rousseff aludió a un incidente de 2011 cuando Neves fue detenido y se rehusó a someterse al alcoholímetro. Neves, quien ha tratado de minimizar su reputación de playboy amante de las fiestas, reconoció el incidente y dijo que lo lamentaba.
