Gonzalo Clopatofsky heredó muchas cosas en su vida: el nombre de su abuelo, la pasión por los carros y la vena periodística de su papá, José; la rigurosidad que le exigió siempre la profesión que amó y sobre todo el apellido Clopatofsky, uno de los más importantes de la vena automovilística del país.
(Vea una de las labores que habitualmente desempeñaba Gonzalo Clopatofsky como instructor de pilotos en el Autódromo de Tocancipá).
«Era un carro totalmente nuevo, que tenía muchos ajustes por hacerle. Desafortunadamente, Gonzalo venía haciendo la parte rápida de la pista y en la frenada probablemente perdió el control del carro, por las huellas que vimos, y el carro se fue al lago. Es un accidente muy desafortunado. Todos los que estábamos en el autódromo tratamos de sacarlo pero cuando lo hicimos no había nada que hacer», contó José, su papá.
«Quedan muchos buenos momentos… Queda tristeza, pero vamos a seguir como si Gonzalo estuviera con nosotros. Es un momento muy duro, pero hay que tratar de recuperarse y seguir adelante», agregó.
Desde pequeño siempre se inquietó por todo lo que hacía su padre. Por las herramientas, los charcos de aceite, el olor a gasolina que inundaba, sino toda, gran parte de la casa familiar ubicada en Cedritos.
Aunque empezó a vivir con todo ese mundo que parecía girar en torno a los motores, nunca descuidó sus estudios, y siempre se destacó como un buen estudiante en el Gimnasio José Joaquín Casas, donde se graduó como bachiller. Su ruta de camino, prosiguió, incluso, cuando ingresó a estudiar administración de empresas en el Politécnico Grancolombiano.
«Era un niño muy inquieto por lo que hacía José. Quiso emularlo en todo. En los autos, en el periodismo. Buscó siempre que se sintiera orgulloso de él, pero a su manera. Tenía y tomaba decisiones. Era serio, pero detallista, con mucha autoconfianza», dijo Jorge Cortés, también piloto, también hombre de carros y amigo personal de la familia.
La personalidad encumbró rápidamente a Gonzalo como uno de los alumnos aventajados de la escuela de pilotos del club Las Tortugas, que dirigía el propio Cortés. Trató y logró muy buenos resultados, a tal punto, que últimamente tomó el legado del precursor de la idea junto a su hermano Juan Pablo y ambos ya eran sus instructores.
«Los dos hicieron una pareja imbatible. La gente estaba muy contenta con ellos. Estaban haciendo cosas muy buenas, y los pilotos cada vez se sentían más seguros. La calidez y la paciencia de ‘Gonza’ era única con sus alumnos», añadió Cortés.
Pese a las responsabilidades que empezó a adquirir como gerente general de su empresa Autopress SAS, como instructor de la escuela de pilotos del club Las Tortugas y como empresario de eventos relacionados con los deportes a motor, nunca olvidó el camino a la casa de sus padres: José y Tulia Rosa Gutiérrez, a donde iba frecuentemente a almorzar, pues se saboreaba con cada plato que le servían allí.
«Era muy familiar, gozaba cada instante con sus papás. Disfrutaba de ellos como nadie. Era un gran hijo. Detallista y siempre atento a lo que necesitaran», afirmó Jorge.
De Juan Pablo, fue más que su hermano mayor, casi su propio papá. No lo desamparaba. Siempre estaba pendiente de sus tiempos, de que mejorara. «Eran uña y mugre. Se querían muchísimo, siempre andaban juntos», señaló.
Pero como hijo, amigo y hermano, también era un gran esposo y un excelente papá. Estaba casado con la venezolana Anabella Chiossone (gerente de publicidad transaccional de EL TIEMPO Casa Editorial) con quien tenía una hija: la pequeña Anabella. «Nada que decir. En eso no le ganaba nadie», afirmó Cortés.
‘Gonza’ nunca dejó nada al azar. Su vida personal estuvo tan ligada a la deportiva que allí también marcó una gran huella. Con 38 años, cumplidos el pasado 31 de agosto, logró dos veces el título de las 6 Horas de Bogotá (2003 y 2012), la competencia de duración más importante del calendario automovilístico del país, así como de varias carreras del campeonato nacional de automovilismo y copas monomarcas.
«En la pista siempre fue un piloto agresivo, en el buen sentido. Un tipo emprendedor. Se desempeñaba actualmente como test drive de motos a nivel internacional de la revista MOTOR», así lo recuerda Ricardo Ruiz, jefe de comunicaciones de Autódromos, quien siempre tuvo una relación cercana. «Era un amigo incondicional, también muy temperamental. Le gustaban las cosas claras, pero nunca fue malintencionado», señaló Ruiz.
EL TIEMPO Casa Editorial lamenta este trágico hecho y se solidariza con José Clopatofsky y su familia en estos momentos de profundo dolor. Los lazos de José y de sus parientes con esta empresa han sido muy fuertes y por eso apenas se conoció la noticia una inmensa tristeza embargó a todos sus compañeros y a todos los que admiran su trayectoria profesional y su calidad humana.
Pilotos colombianos lamentan el fallecimiento
En las redes sociales, los pilotos Juan Pablo Montoya y Gabby Chaves expresaron su dolor por la muerte de Gonzalo Clopatofsky. «Estamos acompañando a toda la Familia Clopatofsky en estos momentos tan difícil! Gonzalo QEPD», escribió en su cuenta de Twitter Juan Pablo Montoya.
Por su parte, Gabby Chaves escribió: «Que triste día para el Automovilismo Colombiano. Q.E.P.D y mucha fuerza a la familia Clopatofsky».
