El huracán Odile causó severos destrozos en la península mexicana de Baja California, y el Gobierno estableció planes para rescatar a miles de turistas varados luego de que la tormenta inhabilitó las principales vías de acceso.
Odile tocó tierra como un huracán categoría 3 la noche del domingo y a su paso volteó automóviles, dañó casas y negocios, que en algunos casos fueron saqueados, y dejó sin energía eléctrica a casi todo el estado de Baja California Sur.
Para la noche del lunes Odile se había degradado a tormenta tropical, pero sus lluvias y sus vientos de 110 kilómetros por horas seguían representando una amenaza para la población, según el Centro Nacional de Huracanes (CNH) de Estados Unidos.
Enormes marejadas seguían castigando los centros turísticos de Cabo San Lucas y San José del Cabo, en la costa del Océano Pacífico, y también otros estados del país, mientras muchas calles desiertas estaban repletas de lodo, escombros y basura.
Las terminales aéreas de Los Cabos y La Paz suspendieron sus actividades desde la tarde del domingo y el administrador Grupo Aeroportuario del Pacífico dijo el lunes en un comunicado que está evaluando el grado de los daños.
Según Luis Puente, coordinador nacional de Protección Civil de México, había unos 30,000 turistas -26,000 extranjeros y 4,000 nacionales- en 18 hoteles que están siendo usados como refugios temporales.
El Gobierno mexicano dijo que está alistando un puente aéreo con aviones comerciales y de las Fuerzas Armadas para evacuar de manera gratuita a los turistas sorprendidos por la tormenta en los populares balnearios.
En el lugar también hay 164 albergues habilitados, según dijeron las autoridades.
Decenas de negocios y viviendas perdieron sus puertas, ventanas y partes de los techos. Un autobús de turismo incluso quedó volteado a las puertas de un hotel.
