Puede que en más de una ocasión te hayan dicho aquello de “no llores, cálmate”. Puede también que seas de las que se guarda su rabia y su tristeza, y siempre disimula sus penas. Si es así, hemos de decirte que todo ello no es bueno para tu salud. Las emociones necesitan ser liberadas, desahogadas…
Las lágrimas y sus beneficios para nuestra salud
Es habitual que muchos de nosotros hayamos sido educados en esa idea de que es mejor disimular las emociones. Evitar que el resto de personas evidencie nuestro dolor, o incluso contener tus sentimientos para que todo sea más llevadero, para se mantenga una aparente normalidad con la cual llevar el equilibrio de nuestras vidas.
Pero es imposible disimular una ofensa. O el dolor cuando somos traicionados. Cuando alguien nos hace daño o incluso, cuando somos abandonados por aquellas personas que queremos. Pero también puede ocurrir que desees disimular esas sensaciones porque así, crees que te afectan menos. Te levantas por la mañana e intentas llevar una vida normal, convencerte de que todo está bien. Pero no es así.
Día a día algo se irá rompiendo dentro de ti. Te sentirás más débil, con dolores musculares, con migrañas… con un cansancio que un día te impedirá levantarte por la mañana. Sin saber cómo, puedes caer en una depresión. Y debemos ir con cuidado. Nunca escondas lo que sientes. No reprimas tus lágrimas. Te explicamos por qué.
1. Las lágrimas: un calmante natural
Llorar es un acto natural y necesario para liberar tensiones y emociones.
Llorar es un acto natural y necesario para liberar tensiones y emociones.
¿Lo has notado alguna vez? Los expertos nos dicen que el mayor beneficio de llorar es su efecto como calmante natural. El cuerpo se relaja, se destensa. Respiras mejor y tu mente se libera de muchas de esas tinieblas. A medida que caen las lágrimas el nivel de ansiedad desciende y nos encontramos mejor, con mayor lucidez.
Si reprimimos las lágrimas el nivel de angustia se acumula, y con ello el estrés, el sufrimiento. Dimensiones todas ellas que tienen un efecto directo sobre nuestra salud.
2. Reductor del estrés
Un nivel elevado de estrés en nuestro cuerpo, provoca que la hormona del cortisol se acumule en nuestro organismo. Todo ello deriva en un aumento de la presión sanguínea, dolores musculo-esqueléticos, de cabeza, problemas cardíacos… sin embargo, el acto sencillo de llorar, consigue liberar una gran cantidad de estrés. Es como sudar, eliminar toxinas. Es algo natural y necesario. No importa si buscas un rincón donde nadie te vea, pero siempre que te sientas colapsada, no dudes en desahogarte. Después esa calma te ayudará a ver mejor las cosas.
3. Llorar elimina bacterias
¿Sorprendida? Seguro que sí. Resulta interesante saber que las lágrimas disponen de lisozima, un fluido que elimina bacterias de nuestro organismo, protegiendo así nuestro sistema inmunológico, protegiéndonos de los gérmenes que pueden ocasionarnos resfriados y otras enfermedades
4. Las lágrimas como acto catártico
No hay mejor desahogo. Los médicos nos dicen que contener las lágrimas, esconder la rabia, la tristeza o la amargura, provoca daños a nuestro cerebro y nuestro corazón. Debilita nuestra salud gravemente al estar escondiendo que es evidente, al querer aparentar que no nos ocurre nada. Es ir contra nosotros mismos. Otro dato que hay que tener en cuenta, es que las personas tenemos una especie de instinto que nos hace reaccionar ante una persona que está llorando. Deseamos ayudar. Es como una activación que nos hacer reaccionar, uniendo así lazos, reforzando relaciones.
Seguro que hay alguien que está ahí para escucharte, para permitirte que llores ante ella y liberar así ese sufrimiento. Busca apoyo en los tuyos. Toda tristeza será transitoria y lograremos salir fortalecidos de ella. Emergeremos más fuertes y capaces. Pero recuerda, no reprimas tus lágrimas, déjalas ir por tu salud.
Los médicos nos advierten, que esconder la angustia y acumularla día tras día, es como tragar el humo de un cigarrillo. Nos enferma silenciosamente por dentro hasta que emerge esta enfermedad cardiovascular, ese ictus cerebral. No vale la pena. Gestiona adecuadamente tus emociones sabiendo priorizar. Piensa en tu misma, valórate, refuerza tu autoestima y no creas que por esconder tus emociones el día a día va a ir mejor. Poco a poco aparecerá la frustración y esa tristeza que se adhiere como el óxido a tu corazón. Simplemente, siéntate, relájate, respira hondo y … llora.