Un tambaleante alto al fuego se mantenía el lunes entre las fuerzas del Gobierno de Ucrania y los separatistas prorrusos, pese a que Kiev acusó a los rebeldes de cometer violaciones esporádicas del acuerdo de tregua durante la madrugada, especialmente cerca del puerto de Mariupol.
El cese al fuego, que entró en vigor el viernes por la noche, es parte de un plan de paz destinado a poner fin a cinco meses de conflicto en el este de Ucrania, que según dijo el lunes un enviado de derechos humanos de Naciones Unidas ha causado la muerte de más de 3.000 personas.
La crisis también ha provocado la peor confrontación entre Rusia y las potencias de Occidente desde la Guerra Fría.
La iniciativa de paz contempla un intercambio de prisioneros y un líder separatista aseguró el lunes que los rebeldes esperan un canje total de rehenes de guerra para el miércoles.
«En general, el cese al fuego se está acatando, aunque todavía está vacilante», sostuvo el embajador suizo Thomas Greminger, presidente de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), agregando que los próximos días serían cruciales.
Funcionarios locales en Mariupol dijeron que el presidente Petro Poroshenko visitaría el puerto el lunes por la tarde. Mariupol, situada sobre el Mar de Azov cerca de la frontera rusa, es vital para las exportaciones de acero ucranianas.
El área al este de Mariupol fue escenario de feroces enfrentamientos antes de que se declarara la tregua y también registró graves violaciones del acuerdo el sábado por la noche, cuando fuerzas del Gobierno reportaron un ataque de artillería por parte de los rebeldes.
