Buenos Aires.- Una delegación argentina regresa hoy a Nueva York para una nueva ronda de negociaciones con el mediador de los fondos buitre, en busca de un arreglo que evite que el país caiga en una cesación de pago (default).
Mientras en Caracas, Venezuela, se espera que la Cumbre del Mercosur manifieste de nuevo su respaldo a Argentina en estas gestiones.
El equipo económico lo integran el secretario de Finanzas, Pablo López; de Legal y Técnica, Federico Thea, y la procuradora del Tesoro, Angelina Abbona, quienes buscarán establecer condiciones de negociación justas y equitativas con esos pocos bonistas norteamericanos.
La cita tiene lugar un día antes de que expire el plazo para que el país evite una cesación de pagos (default) de deuda inducida por la sentencia dictada por el juez Thomas Griesa.
El magistrado embargó depósitos que el gobierno argentino colocó en bancos estadounidenses destinados a acreedores que entraron en la reestructuración de la deuda.
A manera de presión sobre Buenos Aires, Griesa dictaminó que ese dinero permanecerá congelado hasta tanto se pague lo que piden los fondos buitre, un pequeño grupo de tenedores de bonos que rechazaron entrar en el canje de la deuda de 2005 y 2010 que negocio Argentina.
De no llegarse a un acuerdo, los prestamistas a los que está destinado el dinero, no lo podrán cobrar, y por esto se considerará que Argentina entró en «default técnico» aunque haya efectuado en la práctica el pago que está embargado en las bóvedas de dos bancos norteamericanos.
Mientras la delegación argentina discute en Nueva York, en Caracas la mandataria argentina, Cristina Fernández, participa en la Cumbre del Mercosur en la cual asumirá la presidencia pro tempore de ese bloque regional.
Se espera que la Presidenta aborde este peliagudo asunto que mantiene su país con los fondos buitre en la magna cita del mecanismo regional.
El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, aseguró el lunes la disponibilidad de las divisas del Estado argentino está garantizada, y señaló que «independientemente de la evolución de estos procesos de reestructuración», que son de índole financiera, «no hay un vínculo directo que afecte la actividad económica».
