El político madrileño Pedro Sánchez, elegido secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) prometió un proyecto progresista sin demagogia para sacar a la organización de la crisis de popularidad que sufre hoy.
Sánchez, profesor de Economía de 42 años de edad, ganó ayer las primarias del PSOE con 48,6 por ciento, 12 más que el vasco Eduardo Madina y con 33 puntos sobre José Antonio Pérez Tapias, del ala Izquierda Socialista del partido socialdemócrata.
Un congreso extraordinario el 26 y 27 de este mes debe oficializar el ascenso de Sánchez, luego de la consulta, realizada por primera vez en 135 años de historia de ese partido, en la cual participó el 65,8 por ciento de sus militantes.
El político que sustituirá a Alfredo Pérez Rubalcaba, tras un liderazgo de 17 años, se impuso en 11 de las 17 comunidades españolas, incluyendo Andalucía, que aporta el 25 por ciento de sus militantes y en la cual obtuvo el 61 por ciento de votos.
Luego de conocerse los resultados, Sánchez advirtió sobre la necesidad de revertir la tendencia descendente del PSOE que perdió las elecciones generales de 2011 y sufrió un descalabro importante en los comicios al Parlamento Europeo del pasado mayo.
Según su proyección, el partido debe cambiar mediante la construcción de «un proyecto progresista sin caer en el populismo ni en la demagogia».
Ante un Pérez Tapias que se mostró contento con los resultados, Sánchez prometió llevar a la dirección al sector de la izquierda, como -dijo- está presente en sus bases, rejuvenecer sus órganos directivos y dar una lucha implacable contra la corrupción.
Ante las críticas al PSOE por confundirse muchas veces con la derecha, el próximo secretario general adelantó su propuesta de una sociedad laica, con igualdad real entre hombres y mujeres, con empleo de calidad y verdaderamente de izquierda.
Otro de los puntales de su programa, según expuso, será la búsqueda de la unidad interna del partido aquejado recientemente por intentos de rebelión que debieron ser sofocados con apelaciones a la disciplina del partido.
Frente a los brotes separatistas, la convivencia entre los pueblos de España, prometió Sánchez, quien tiene ahora la tarea de intentar recuperar los espacios perdidos por el PSOE, en franco descenso y acusado de haber abandonado su origen socialista.
