Vivir para ver dice un viejo adagio. Si no se empiezan a implementar las decisiones adoptadas en el recién pasado Sexto Congreso Norge Botello, el Partido de la Liberación Dominicana verá más de lo mismo en relación con lo ocurrido en el municipio de Bayaguana en que supuestamente un alcalde de este partido pagó para matar a un regidor de la misma organización, por cuestiones de dinero o alegada corrupción.
Y todos sabemos el por qué: la falta o ninguna formación política nos conduce a eso. ¿Quiénes son los responsables de tan preocupante malestar? Pues todos.
Le hemos dado mucha larga a este asunto de la formación o educación política. Es verdad que ha habido pronunciamientos claros de esa necesidad por parte del presidente del PLD, el doctor Leonel Fernández y de otros altos dirigentes peledeístas, pero en la práctica todavía y luego de concluir el sexto pasado congreso Norge Botello, es muy poco lo que se observa en ese sentido.
Los peledeístas que tenemos algún tiempo en la organización sabemos de la llegada al partido de mucha gente bien intencionada y formalmente bien educada, preparada aunque no así políticamente hablando.
También los hay que destacan por su ambición de llegar rápidamente y por cualquier medio a los estamentos de dirección del partido cuando no a posiciones publicas a como dé lugar.
Muchos son especialmente poco delicados al hablar de sus ambiciones y de lo que harían de llegar a posiciones públicas, porque sueñan con tener una “aplanadora” para pasarle por encima a todo aquel que consideran ha sido o es algún obstáculo en su camino hacia el lugar donde desea llegar.
Algunos desean con esa simpleza del hablar descuidado, que tan solo quisieran el cargo por un minuto para darle aunque sea un pellizquito a modo de venganza a sus compañeros contendores o detentadores de posiciones o cargos.
Y así nos podemos imaginar a donde pueden llegar los compañeros que ni se preocupan, más bien les molesta que le hablen de educación y mucho menos que la dirección política del partido se la imponga como requisito para ingresar y crecer en la organización.
Todos lo sabemos o deberíamos saber lo que advertía nuestro fundador el profesor Juan Bosch sobre las ambiciones y lo dañino de la pequeña burguesía no solo en la sociedad propiamente dicha sino dentro de los partidos políticos con vocación revolucionaria, aunque de eso hoy no se hable y solo sea objeto de burlas y risas por parte de rivales y críticos impenitentes.
No obstante, cualquier remedio más radical sería peor que la enfermedad, porque las alternativas al PLD en el poder, son el desorden generalizado, pero no por eso hemos dejado de escuchar de cuando en cuando a dirigentes decir por lo bajo, que tal vez para que “las pulgas abandonen al toro” nos convendría perder el poder de modo que regrese la crítica y autocritica, la sencillez, la humildad, la honestidad que nos enseñó Bosch, la unificación de criterio, la disciplina y sobre todo la educación política, moral e intelectual en sentido general que tanta falta nos hace.
