Maraña, basura y perros realengos adornan entorno IDSS

Una abundante maleza, basuras, muebles deteriorados y una caterva de perros realengos parecen presagiar el cierre del Instituto Dominicano de Seguros Sociales (IDSS), cuya imagen de abandono muestra las dificultades económicas por la que podría estar pasando una de las principales prestadoras de servicios de salud a la población pobre dominicana.
 
La grama crece en las aceras y poco a poco se han acumulado desperdicios, como vasos, platos, botellas y fundas plásticas que van dejando los transeúntes y visitantes al lugar.
 
Igual escenario se observa en la parte interior, precisamente en el espacio donde estaban ubicadas las ventanillas para desembolsar los pagos a los obreros jubilados y las prestaciones por lactancia.
 
Esta parte luce en completo deterioro y pareciera como si en su interior no funcionaran las oficinas de una entidad que tiene a su cargo la responsabilidad de una importante cuota del sistema de salud nacional.
 
En la referida edificación, existe, además, la Administradora de Salud, Salud Segura. También forma parte de este complejo la edificación donde opera la Administradora de Riesgos Laborales.
 
La suciedad observada en el área citada evidencia que la administración, encabezada por Sabino Báez, no está  haciendo nada para mantenerlo, por lo menos, en condiciones aceptables.
 
La institución cuya función principal es prestar servicios a los trabajadores privados asegurados y disponer las compensaciones económicas de los pensionados y accidentados laborales, a juzgar por el aspecto que presenta, parecería que ya no existe.
 
El contexto mostrado está preocupando a los vecinos de la zona, quienes  dicen no entender  por qué las autoridades no obligan a los funcionarios del IDSS a mantener el estado de salubridad y seguridad del lugar.
 
La fachada que se observa en el perímetro del IDSS ha sido totalmente olvidada por las autoridades.
 
Todo el alrededor presenta una situación de dejadez, incluso durante el día. En horas de la noche el ambiente se empeora, ya que la falta de iluminación y seguridad permite que consumidores de drogas y otros bandidos  se refugien en el área, según explicaron moradores del vecindario.
 
Un ciudadano, que no quiso identificarse, narró que en la referida periferia los atracos se producen a cualquier hora del día y que en horas de la noche hay parejas que utilizan el espacio para acciones indecorosas.
 
Una de las vecinas, Flabia Ventura,  comentó que ahora la situación es muy diferente a cuando en ese lugar ofrecían servicios a los pensionados, puesto que se ha hecho notorio luego de que empezaron a pagarles  con tarjetas.
 
Criticó que ni siquiera a los obreros del Ayuntamiento les preocupa las condiciones en que se encuentra ese entorno.

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