Tras más de una década funcionando en un local alquilado, sobrepoblado y sin las condiciones necesarias para impartir y recibir el pan de la enseñanza, la escuela Juan Francisco Tamayo, ubicada en el sector Los Tres Brazos, en Santo Domingo Este, será construida en los terrenos extensivos próximo al Matadero de Los Mina.
La dificultad por el reducido espacio físico pronto se convertirá en cosa del pasado, los 458 alumnos que toman clases en 9 aulas, muchas de las cuales son apenas pasillos, podrán ver su sueño hecho realidad cuando a final del año les entreguen la nueva estructura física.
En ese mismo terreno se construye el liceo Santo Tomás de Aquino, otra escuela básica y una estancia infantil, por un monto de 210 millones de pesos, con lo cual pretenden cubrir gran parte de la población estudiantil de la zona este de la capital.
El complejo estudiantil constará de 74 aulas, 6 canchas, 4 comedores y cocinas. Cada obra tiene un ingeniero asignado para agilizar su terminación y entregarla en el menor tiempo posible.
El ingeniero Freddy Santos, encargado general de la obra, detalló que antes de levantar la edificación fue necesario adecuar el terreno, ya que gran parte era laguna. Asimismo, la estructura cuenta con diseño sísmico. Los cuatro proyectos ocuparán 28 mil metros cuadrados.
Santos explicó que tiene una nómina de 95 empleados trabajando a todo pulmón, la mayoría dominicanos, ya que aplicó la cuota de 80% criollos y 20% extranjeros.
De su lado, la directora de la escuela Juan Francisco Tamayo, Juana Manzanillo, califica de excepcional la iniciativa del gobierno de construir ese complejo estudiantil en la zona este de la capital, con lo cual se busca adecentar los planteles que funcionan en locales y zonas de difícil acceso.
“Era una preocupación para los progenitores mandar de noche a sus pequeños a otras comunidades, en momentos donde la delincuencia y las agresiones sexuales constituyen serios problemas sociales”, expresó.
Manzanillo resaltó que otra ventaja de la obras es que al incluirse en el programa de horario extendido servirá como fuente de empleos no solo para maestros, sino también para un mayor número de personas.
“Es beneficioso para el sector, los estudiantes, maestros y sobre todo para los padres, quienes no tendrán que preocuparse por el desayuno, comida, merienda de sus hijos y podrán irse tranquilos a sus trabajos, sabiendo que sus criaturas están en buenas manos”, precisa la directora.
La alegría en la escuela Juan Francisco Tamayo es notoria, pues aunque todavía están en condiciones infrahumanas saben que en pocos meses disfrutarán de lo que tanto han anhelado: un centro escolar donde profesores y alumnos cuenten con las comodidades requeridas para transmitir y recibir los conocimientos que les convertirá en mujeres y hombres capacitados.