Un policía murió en Caracas a causa de un disparo, en una jornada de violencia que comenzó después de que militares detuvieron a 243 estudiantes que acampaban en plazas y avenidas para protestar contra el Gobierno socialista de Venezuela.
La policía anti motines lanzó gases lacrimógenos para replegar a los encapuchados, que respondieron arrojando palos, piedras y bombas recogidas del piso, desatando una batalla campal entre cientos de manifestantes y uniformados.
Cinco heridos, entre ellos un policía que murió por una herida de bala, fueron atendidos en un centro de salud local, informó el alcalde de Chacao, Ramón Muchacho. Testigos dijeron que los disparos vinieron de edificios hacia la calle.
El Gobierno acusó a sus opositores de promover la violencia.
«Un francotirador lo mató mientras se encontraba el policía limpiando escombros de unos guarimberos violentos, asesinos, de una derecha asesina», dijo el presidente Nicolás Maduro en la televisión.
En la madrugada, miles de efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) fuertemente armados comenzaron a desalojar cuatro campamentos, donde los opositores se mantenían en «resistencia pacífica» desde hace unas semanas.
Allí, durmiendo en carpas adornadas con las banderas de Venezuela y mensajes e imágenes anti gubernamentales, los estudiantes se habían replegado tras las violentas protestas que han dejado 42 muertos, cientos de heridos y detenidos desde febrero, según la información oficial.
«Estaremos aquí hasta que suelten a los estudiantes secuestrados. Y una vez que los suelten, seguiremos protestando porque se volvió imposible vivir en Venezuela», dijo René González, un estudiante de derecho de 23 años con un pañuelo que le cubría el rostro.
