Unas 100.000 personas se manifestaron hoy en la Plaza Roja de Moscú convocadas por los sindicatos para celebrar el Día del Trabajador, marcado este año por la crisis con la vecina Ucrania, informó el Ministerio del Interior.
El alcalde de Moscú, Serguei Sobianin, destacó ante los congregados que la celebración este año de la fiesta del Trabajo es especial ya que, por primera vez desde la desintegración de la URSS en 1991, los sindicatos organizaron su marcha en la Plaza Roja, junto a las murallas del Kremlin.
El presidente de la federación de sindicatos independientes de Rusia, Mijail Shmakov, intervino ante los congregados para asegurar que los trabajadores quieren una solución pacífica a la crisis con Ucrania, informó la agencia de noticias EFE.
«Vivimos una situación difícil, tensa, con nuestra república hermana de Ucrania, una situación que amenaza a muchos países de Europa. Hoy es más actual que nunca nuestro lema de `paz, trabajo, mayo`», dijo Shmakov.
En marzo pasado, Rusia se anexionó la península de Crimea luego de que la región votara separarse de Ucrania, en una decisión rechazada por Estados Unidos y Kiev que desató uno de los mayores conflictos entre Rusia y Occidente desde el fin de la Guerra Fría.
La crisis se agravó en las últimas semanas cuando milicianos separatistas que quieren mayor autonomía o lazos más estrechos con Rusia tomaron sedes gubernamentales de varias ciudades en el este de Ucrania.
Washington y la Unión Europea acusan a Moscú de instigar a los secesionistas y ya le impusieron dos tandas de sanciones cada uno, pese a que Rusia niega los cargos.
En la manifestación en Moscú, el líder de la federación de sindicatos de Moscú, Serguei Chernov, aseguró que «hoy es un día excelente. Crimea y Sebastopol volvieron a Rusia, y los sindicatos volvieron a la Plaza Roja».
Como es tradicional desde la caída de la URSS, los comunistas celebraron su propia manifestación del Primero de Mayo por separado, y una columna de unas 5.000 personas marchó hasta la plaza Kaluzhkaya, encabezados por su líder, Guenadi Ziuganov.
Entre los participantes, muchos ondeaban banderas de ciudades rebeldes pro Rusia de Ucrania, como Donetsk y Lugansk, y pancartas como «el mejor turismo en Crimea».
