A propósito de la “ofensiva” lanzada contra los empleados del servicio en el exterior, dígase vicecónsules, oficiales o auxiliares en algunos medios de comunicación dominicanos, hay que dejar claro quiénes son las Botellas y quiénes son los que cumplen con sus funciones.
A las Botellas pocos de los empleados que si trabajan, las conocen. Tienen nombre y apellidos, pero ni un solo medio se ha atrevido a identificarlos.
Pero también los que trabajan tienen nombre y apellidos y todo el que va a un consulado o una embajada los ve allí día por día, pero parece que a nadie le interesa conocerlo.
Eso alimenta la idea del que busca un servicio en esas dependencias, que quienes están allí normalmente vestido para cumplir con su deber le atribuyen en su imaginación “que están podridos en dinero mal habido”.
Si observan que alguno que otro llegue en un buen carro, sobre todo en los Estados Unidos cree que se está robando el dinero para comprárselo. Si ven a un funcionario diplomático sonriente y con una copa en la mano en un evento comunitario o social, se amargan la vida diciendo a sí mismo: “mira que buena vida se da ese ladrón”.
En fin, que nadie, trabaje o no trabaje en una embajada o consulado dominicano, se libra de ser estigmatizado con algún insulto que solo debería corresponderle a esas Botellas que nadie identifica, pero que muchos en los medios de comunicación saben quiénes son.
Ahora bien, y sin querer hacernos las victimas y que nos tengan compasión alguna, lo que nadie casi sabe oye, lee o habla es que la mayoría de los empleados en el exterior no tienen un seguro medico en donde viven y que si tienen una necesidad no tan urgente tienen que viajar a la República Dominicana donde si gozan del seguro del estado.
Sin embargo, si la cosa es grave, y se dan cientos de casos para nada conocidos de empleados que por una situación de emergencia han tenido que acudir a un centro de salud en el exterior, han quedado endeudados hasta lo indecible, siguen enfermos hasta morir y nadie acude en su auxilio.
Tampoco la mayoría de los empleados consulares tienen residencia propia, no así las botellas, porque esos como todo el mundo sabe, cobran en dólares y viven en República Dominicana en su mayoría.
Si un empleado, sea cual sea su cargo se atrasa en el pago de una hipoteca o el alquiler donde reside, su rango no le vale para nada, o paga o va para la calle y eso se ha agudizado en los últimos meses a extremos indecibles para sufrimiento callado y sin consuelo de los afectados.
Si paga un vehículo con el que se transporta a distancias casi inimaginables para muchos de los que nos critican, entre su casa y su centro de trabajo, y no lo paga a los dos meses de atrasarse en su cuota, la grúa del vendedor de autos se lo remolcará inevitablemente, y eso también está pasando con los retrasos en sus sueldos, afectando su vida y su rendimiento. Reiteramos hablamos de los que trabajan no de las Botellas, pero eso tampoco parece que le importe a nadie.
Pocos se imaginan la cantidad de dominicanos que tienen necesidades varias aun viviendo en el exterior, donde la gentes creen que viven en una situación de maravilla. A los consulados acuden a diario gente en busca de recursos que van desde recetas medicas hasta el envío de cadáveres de familiares fallecidos y a eso y muchísimo más tienen que buscarle la vuelta cónsules, vice cónsules y empleados que se meten las manos en los bolsillos, que muchos creen abultados desde siempre, para hacer un humilde aporte que ayude a solucionar un problema humano o comunitario.
Sí, porque a pesar de todo lo que se dice y no se dice, somos humanos y comemos para vivir, vivimos bajo un techo para protegernos junto a nuestras familias de las inclemencias del tiempo y demás, porque tenemos un carro, porque nos transportamos como todos los demás de un punto B a un punto A, y porque como todo el mundo, tenemos derecho a un trabajo decente y pagado a tiempo.
Esos derechos nos deberían ser reconocidos sin regateos, ahora bien los de las Botellas y todo el mundo sabe quiénes son, de esos no sabemos cuándo se ganaron estos derechos sin trabajar.
Nota: ya estamos advertidos que los críticos y enemigos anónimos y gratuitos de siempre, se cebarán contra nosotros, pero por favor incluyan en sus críticas la solicitud de los nombres de las Botellas y publíquenlas, el país le estará agradecido y nosotros también a pesar de los insultos.
* Periodista y vice cónsul. Reside en Miami
