Psiquiatras exhortan crear políticas proteja familia loterías

La ilusión de obtener dinero rápido y resolver un problema económico con la obtención de un premio, está cada día en República Dominicana arrastrando más personas a las apuestas de lotería y otros juegos de azar.
 
Atraídos por esta obsesión, en vez de conseguir solucionarlo, se hunden cada vez más en una aventura que les envuelve en un laberinto sin salida.
 
En los últimos años en el país se han triplicado los sorteos en al menos cuatro loterías oficializadas, que ofrecen atractivos premios como los denominados lotos, lo cuales promocionan decenas de millones de pesos.
 
Al mismo ritmo que el Estado autoriza la operación de estas rifas, se ha duplicado la adicción a los juegos, escenario que está preocupando a los psiquiatras, por ser esta adicción cuasi un elemento nuevo entre las tantas enfermedades mentales que vienen afectando a los dominicanos.
 
Estos facultativos han visto aumentar de manera desmedida la depresión y los trastornos de ansiedad, así como el abuso y la dependencia a las drogas.
 
Igualmente, se ha duplicado el suicidio que de un 6% pasó a un 8%, por cada 100 mil habitantes, mientras que en Latinoamérica es de 4% y 5%.
 
Los reconocidos psiquiatras dominicanos José Miguel Gómez, Secundino Palacio y Cristian Polanco ven con preocupación el auge de loterías y la falta de políticas dirigidas a proteger la gente del juego.
 
Gómez, quien es secretario general de la Asociación Latinoamericana de Psiquiatría (APAL), para México, República Dominicana y El Caribe, llamó la atención de las autoridades sobre este problema y dijo que es importante que empiecen a ponerle atención, ya que es un asunto de salud pública que afecta a una parte importante de la población.
 
Dijo que existen dos leyes que ya se están implementando en Latinoamérica sobre la política de juego responsable, las cuales deben empezar a ejecutarse.
 
En cada esquina de las ciudades dominicanas hay una banca y se abren casinos, donde cada día se apuestan más de RD$46 millones, según datos de Impuestos Internos, citado por Secundino Palacio, quien indicó que cada vez se está jugando y desarrollando más ludopatía, y crece el número de jugadores compulsivos, mientras que ninguna autoridad se interesa en poner a funcionar la política de juego responsable.
 
Abundó el especialista que los casinos son los peores antros de perdición, donde se comprometen desde grandes fincas, lujosas casas y vehículos.
 
El psiquiatra Cristian Polanco entiende que el Estado debe crear mecanismos de protección a la familia frente a la propagación de rifas, ya que se crean falsas expectativas.
 
Afirmó que las autoridades deben velar por la integración familiar, la cual de una u otra forma es afectada cuando un miembro asume una conducta de juego persistente, condición que daña su patrimonio.
Abogó porque en la reforma al Código de Familia, que conoce el Congreso, se consigne esta parte, a su juicio muy importante para mantener la estabilidad del hogar.
 
Recordó que hay aspectos que deben enfocarse, porque el jugador patológico es una persona que generalmente se comporta como un adicto a drogas y necesita un tratamiento que debe formar un criterio amplio, incluso de ingresos, para que no llegue al límite de arruinar una posición social dentro del domicilio.
Polanco sustentó que el contexto sobre la proliferación del juego de azar tiene su respuesta en la crisis económica y social que vive la República Dominicana, puesto que la gente se crea ilusorias posibilidades, llegando a tomar dinero prestado para satisfacer este deseo y tratar de compensar su economía sacándose un premio.
 
Entonces, esto conlleva a agravar su situación, porque en cada jugada piensa que en la próxima tiene la posibilidad de acertar, convirtiéndose en un círculo vicioso.
 
Los especialistas de la conducta están conscientes de que el Estado debe aumentar sus ingresos, incluyendo los juegos de azar, pero además debe efectuar estrategias tendentes a proteger el presupuesto de las personas, para evitar que caigan en estas condiciones.
 
Entienden que tanto el Ministerio de Salud Pública como otras autoridades, deben incentivar algún tipo de programa o propaganda, mediante Pro-Consumidor y otras instancias, para evitar que la población con ingresos exiguos, se entusiasme pensando que puede salir de la pobreza de esta manera, consecuencia de los cual asumen conductas de frustración, que muchas veces se traduce en agresividad y suicidios.

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