A tres meses de la Copa del Mundo en Brasil, la policía de Rio de Janeiro ocupó en 20 minutos y sin violencia una nueva favela, Vila Kennedy, donde bandos rivales de narcotraficantes en guerra aterrorizaban a la población. La reconquista de esta favela del oeste de Río y de su vecina, la favela do Metral, donde viven en total unas 34.000 personas, es una fuerte señal de las autoridades sobre su voluntad de proseguir la política de «pacificación», pese al retorno de la violencia a varias otras barriadas pobres ya ocupadas por la policía. En las incursiones policiales previas a la ocupación fueron arrestados 26 sospechosos, precisó Paulo Henrique Moraes, jefe del Estado Mayor de la policía de Río, en declaraciones a la televisión Globo. Horas antes de la ocupación, los narcotraficantes montaron varias barricadas en las calles, quemaron basura y madera para intentar impedir el acceso de los policías y atemorizaron a comerciantes y habitantes de la zona, según la prensa brasileña.
