El ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela dijo el viernes que el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, es un «asesino» por fomentar los disturbios violentos que han dejado 28 muertos en la nación sudamericana miembro de la OPEP.
Desde que comenzaron las manifestaciones callejeras en contra del Gobierno socialista del presidente Nicolás Maduro a principios de febrero, las autoridades venezolanas han estado acusando a Washington de alentar la mayor ola de protestas en el país en una década.
Funcionarios estadounidenses dicen que Venezuela los está usando como chivos expiatorios, inventando acusaciones como distracción a los problemas económicos y políticos internos.
En las declaraciones más severas de Washington durante las protestas, Kerry dijo el jueves que el Gobierno venezolano estaba aplicando una «campaña de terror» para reprimir a sus propios ciudadanos.
«Cada vez que estamos a punto de aislar y reducir a los violentos, sale el señor Kerry a declarar e inmediatamente se activan las guarimbas en los principales focos de la violencia», dijo el canciller venezolano, Elías Jaua, visiblemente molesto, en un discurso transmitido por la televisión estatal.
«Señor Kerry, lo denunciamos ante el mundo, usted alienta la violencia en Venezuela y lo vamos a denunciar en todos los espacios del mundo (…) Lo denunciamos a usted como asesino del pueblo venezolano», agregó.
Después de tensas relaciones durante los 14 años de Gobierno del fallecido Hugo Chávez, había algunas esperanzas de ambas partes de un acercamiento entre Venezuela y Estados Unidos.
Kerry y Jaua se reunieron en junio del año pasado, en el marco de una reunión de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Guatemala, y ambos gobiernos dijeron que querían mejorar las relaciones.
Pero la amargura y los incidentes han continuado, con la expulsión el mes pasado de Caracas de tres diplomáticos de Estados Unidos a quienes Maduro acusó de reclutar a los manifestantes. Washington respondió con una medida similar.
«Como me dijo en Guatemala: ‘Ustedes tienen que bajar el tono'», añadió Jaua en el discurso. Pues, «no le vamos a bajar el tono a ningún imperio hasta tanto ustedes no le ordenen a sus lacayos en Venezuela cesar la violencia contra el pueblo».
A pesar de las duras palabras, el pragmatismo ha superado a la política cuando se trata de petróleo, cuyos envíos a Estados Unidos no se han visto afectados y el país norteamericano continúa como el principal mercado de exportación de Venezuela.
Maduro, elegido el año pasado para reemplazar a Chávez luego de su muerte por cáncer, ha enfrentado seis semanas de protestas lideradas por líderes de la oposición y estudiantes.
Además de las 28 muertes durante los disturbios, más de 300 personas han resultado heridas.
Las fuerzas de seguridad han arrestado a más de 1.500 personas, de las cuales alrededor de 100 siguen presas, incluidos más de 20 uniformados.
El fornido ex conductor de autobús dice que es víctima de un intento de «golpe de Estado» y que no ve riesgos de que su gobierno sea derrocado por una «Primavera Venezolana», con los militares aparentemente respaldándolo.
Pero los grupos de opositores y de derechos humanos aseguran que ha usado tácticas de mano dura contra sus adversarios, entre ellas una innecesaria brutalidad de parte de soldados y policías en las calles.
Varias decenas de detenidos han denunciado haber sido golpeados o víctimas de otras formas de maltratos.
Un núcleo duro de los manifestantes, en su mayoría estudiantes, ha prometido que permanecerá en las calles hasta que Maduro salga de la presidencia.
