Ucrania y las reglas del juego

La oposición en Ucrania ha dado un magistral ejemplo al mundo, con enorme sacrificio de sangre, cuando se trata de detener el pillaje de los políticos y élites oportunistas en el poder. Durante tres largos meses de protestas bajo hielo y nieve, todo culminó con la victoria del pueblo en pie de guerra y el apoyo moral y solidario de Europa y de Estados Unidos.
 
El disgusto empezó por un simple rechazo a un intento del presidente Viktor Yanukovich de acercar a Kiev a Rusia y su negativa a una oferta de la Unión Europea para llevar el antiguo estado soviético a la órbita europea moderna y democrática. El pueblo ucraniano recuperó su dignidad robada por los políticos malandrines.
 
Rusia tiene lazos políticos, económicos y militares con Ucrania. Pero el legado soviético no ha borrado de la memoria de los ucranianos los sufrimientos, las torturas y vejámenes a los derechos humanos en un país que algunos de sus estudiantes definen como “creado en el papel pero sin ninguna soberanía o independencia en la práctica, plagado de corrupción y en términos económicos reales en la bancarrota.”
 
El presidente interino del gobierno de unidad nacional, Alexadr Turchínov, convocó en la Rada Suprema o Parlamento a elecciones anticipadas para el mes de mayo, a la vez que intenta llevar ante los tribunales a los responsables por las muertes de más de un centenar de opositores durante los enfrentamientos y protestas que dieron al traste con el régimen de Yanukovich, quien se espera sea juzgado por graves delitos en el Tribunal Penal Internacional en La Haya.
 
Con su ejemplar batalla contra la corrupción, el pueblo ucraniano decidió tomar el país en sus manos y decidir su propio destino. Al día siguiente de asumir el poder, el gobierno de unidad nacional indicó que necesitará unos 25-mil millones de dólares para afrontar la quiebra inminente, así como el riesgo de secesión entre el occidente industrializado y el oriente agrícola de la nación.
 
Rusia había entregado cerca de dos-mil millones de euros a Yanukovich, ahora desaparecido, de un total de 11-mil millones ofrecidos a cambio de que entregara el país a la influencia rusa, cuyo mayor interés en Ucrania lo constituye la presencia del grueso de su flota naval en la península de Crimea. De manera que más temprano que tarde tendrá que negociar con Kiev sin pisotear la soberanía de un pueblo en rebelión que desea definir su propio camino y con las reglas del juego bien claras.
 
Sin lugar a dudas, el pueblo y la oposición de Ucrania ha dado un ejemplo fenomenal al mundo cuando se trata de detener los robos y abusos al erario público, los beneficios a las élites de poder, los maltratos a la ciudadanía, las violaciones a los derechos humanos, como ha sido el caso de la excarcelada dirigente opositora y exprimera ministra Yulia Timochensko, falsamente acusada de fraude, y la burda corrupción oficial. La encrucijada en Kiev comienza a definirse y el primer paso es imponer las nuevas reglas del juego desde dentro…

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