El líder opositor venezolano se entregará a la justicia

El líder opositor venezolano Leopoldo López, señalado por el gobierno de Nicolás Maduro como responsable de las protestas que estremecen al país petrolero, dijo en un vídeo difundido el domingo que se presentará el martes ante la justicia.
 
López tiene una orden de arresto y es buscado por cargos que incluyen terrorismo y homicidio, después de convocar a una manifestación contra el gobierno de Maduro que terminó con tres muertos, cientos de heridos y cuantiosos daños.
 
El dirigente opositor, cuyo paradero se desconoce, utilizó un vídeo de tres minutos para convocar a una marcha el martes, elevando la tensión en la polarizada nación sudamericana.
 
«Si hay alguna decisión de, ilegalmente meterme preso, pues allí estaré para asumir esa decisión y esa persecución infame por parte del Estado», agregó, detallando que la marcha concluirá en la sede del Ministerio del Interior y Justicia.
 
López, un economista educado en Harvard que lidera el ala dura de la oposición, dijo que estaba en el país y que no planeaba viajar, como adelantaron aliados de Maduro.
 
La madrugada del domingo, militares armados registraron la vivienda de López y la residencia de sus padres, mostrando la orden de captura que emitió el Ministerio Público en su contra.
 
El domingo, en el quinto día de protestas en Caracas y en las principales ciudades del país, la policía dispersó nuevamente a los manifestantes con gases lacrimógenos, pero los enfrentamientos no escalaron como en jornadas previas.
 
Los disturbios han causado inquietud en la región y el Departamento de Estado de Estados Unidos dijo el sábado estar «preocupado» por la tensión que acompaña las protestas.
 
Maduro asegura que Washington confabula con la oposición para derrocarlo y el domingo expulsó a tres funcionarios consulares de Estados Unidos.
 
«Le he dado la orden al Canciller de proceder a declarar persona no grata y expulsar a tres funcionarios consulares de la embajada de Estados Unidos (…) ya tenemos dos meses viéndolos en las universidades privadas haciendo reuniones», dijo Maduro, que en octubre expulsó a otros tres diplomáticos.
 
Los manifestantes, en su mayoría estudiantes, permanecen firmes en las calles y aseguran que no se replegarán hasta que el heredero del fallecido Hugo Chávez renuncie. Sin embargo, no hay indicios de que ello pueda ocurrir.
 
Maduro ha dicho que no permitirá que las marchas bloqueen las principales avenidas ni destruyan bienes públicos.
 
Las manifestaciones son la última prueba de fuerza entre el presidente y la oposición, que protesta por el rápido deterioro de la calidad de vida en el país miembro de la OPEP, que enfrenta una crisis de inflación, escasez y alta criminalidad.
 
Maduro, un exsindicalista de 51 años, asegura que la oposición busca generar caos para desbancarlo, siguiendo el libreto del breve golpe de Estado que sufrió Chávez en 2002.
 
Las protestas expusieron una fractura dentro de la oposición, donde el mayoritario sector moderado liderado por el dos veces candidato presidencial Henrique Capriles sostiene que la violencia sólo favorece al Gobierno, mientras que otros grupos auspician posiciones más radicales.
 
SE CALIENTA LA CALLE
 
Capriles intentó poner paños fríos a la situación y denunció que las protestas han sido infiltradas por grupos armados partidarios del Gobierno para generar zozobra, pero agregó que en los próximos días se convocará a otra marcha.
 
«No permitan que quienes tienen interés en la violencia, terminen arrastrándolos (…) en una agenda que está cantada. Sólo le interesa a quien quiere tapar los problemas que se viven en nuestro país. El Gobierno necesita desviar la atención de los problemas», dijo en rueda de prensa.
 
La agitación social también ha sacado a la superficie las diferencias en el movimiento estudiantil, con grupos pacíficos, por un lado, y enmascarados y violentos manifestantes que han causado destrozos y congestionamiento, por otro.
 
Generalmente, al caer la noche, los grupos más violentos irrumpen en las manifestaciones con palos, piedras y cócteles molotov para atacar a la policía y entidades públicas.
 
«No son protestas (…) ¿quién dijo que quemar una caseta con dos trabajadores adentro es una protesta? Están buscando una crisis política», aseguró Maduro la noche del domingo.
 
Del centenar de detenidos por los hechos violentos, aún 12 permanecen tras las rejas.
 
Los disturbios también han tenido como objetivo la sede de la cadena de televisión oficial Venezolana de Televisión (VTV), en Caracas. El domingo -como las noches previas- el edificio fue atacado con piedras y cócteles molotov.
 
El ministro del Interior, Miguel Rodríguez, advirtió que se podría restringir el patrullaje de efectivos militares en los municipios de Chacao y Sucre -gobernados por la oposición-, alegando que alcaldes de esas zonas promueven o permiten los destrozos de bienes públicos.
 
Rodríguez, al igual que Capriles, ha desestimado que quienes generan los disturbios sean líderes estudiantiles.
 
«Están todos fuera del rango de edad de un estudiante universitario (…) las motocicletas que se utilizan son motos de alta cilindrada, y de altísimo costo. No son motos que utiliza un estudiante normal», dijo Rodríguez, también jefe del organismo de inteligencia nacional, Sebin.

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