Las autoridades de Venezuela allanaron el jueves el local de un partido opositor buscando a uno de los líderes de las marchas antigubernamentales en las que murieron tres personas, elevando la temperatura en el polarizado país.
El Ministerio Público ordenó arrestar a Leopoldo López, ex alcalde de un rico distrito de Caracas que lidera un movimiento de oposición al presidente socialista Nicolás Maduro, bajo duros cargos de terrorismo y homicidio.
«Ya están requeridos por la justicia así que yo les digo a estos prófugos fascistas: entréguense», dijo Maduro el jueves refiriéndose a López y otros dos activistas opositores con orden de captura: el militar retirado Iván Carratú y el ex embajador venezolano en Colombia Fernando Gerbasi.
Horas antes, un escuadrón de la inteligencia militar empuñando armas largas irrumpió en las oficinas del partido de López en el centro financiero del país.
Pero como no lo hallaron, se retiraron mientras quienes se encontraban allí dijeron que los militares, con uniformes negros y chalecos antibalas, no tenían una orden de allanamiento. La operación, denunciaron, fue «un abuso de poder».
López dijo que estaba en Venezuela y que seguiría en las calles con «fuerza» al tiempo que retó a Maduro.
«Nicolás Maduro ¿no tienes las agallas para meterme preso? ¿O esperas órdenes de La Habana? Te lo digo: la verdad está de nuestro lado», escribió en su cuenta de Twitter @leopoldolopez.
La orden de detención contra el economista de 42 años llega después que Maduro prometiera medidas tras los enfrentamientos del miércoles entre simpatizantes del Gobierno y opositores, que dejaron, además, 66 heridos.
Según las autoridades, 69 personas fueron detenidas tras los choques, medio centenar de automóviles fueron incendiados y se produjeron cuantiosos daños a la infraestructura pública.
Casi un año después de la muerte del presidente socialista Hugo Chávez, el mentor de Maduro, el derramamiento de sangre del miércoles fue la última demostración de las profundas divisiones en la volátil Venezuela.
Los fallecidos fueron identificados como Juan Montoya, integrante de uno de los grupos armados que apoyan al Gobierno de Maduro conocidos como «colectivos»; Bassil Dacosta, estudiante de 24 años -según la oposición- y carpintero -según el Gobierno-; y Neyder Arellano, estudiante universitario.
El jueves, las calles de la capital amanecieron en calma, pero con fuerte presencia de policías y militares.
Entrada la noche, pequeños grupos de jóvenes todavía permanecían protestando contra el Gobierno, quemando neumáticos y blandiendo banderas de Venezuela en las principales arterias de la capital, Caracas, y las ciudades más grandes del país.
«Dicen que somos el futuro y nos matan en el presente», se leía en una pancarta de un grupo de estudiantes que protestaba contra Maduro en las afueras de una universidad de Caracas. «No todo es caro en Venezuela: la vida no vale nada», decía otra.
«Estamos todos hartos de la violencia, de la cultura de confrontación. El país tiene demasiados problemas reales. Es hora para un cambio de Gobierno. Estos ya fracasaron», dijo Manuel Armas, un estudiante de 19 años.
