La delincuencia que vive la sociedad dominicana no solo ha arrancado de golpe la vida de numerosos ciudadanos, en su mayoría en edad productiva, sino también que ha disminuido las fuentes de empleos de padres de familias, al quedar cerrados los negocios donde suceden estos hechos lamentables.
Se recuerda que la tarde del dos de enero del 2014, se vio empañada por el trágico suceso de que un hombre, de nacionalidad suiza, fue asesinado por tres delincuentes en el parqueo del restaurante Red & Grill, ubicado en la avenida Lope de Vega, esquina Max Enrique Ureña, en el Ensanche Piantini, para despojarlo de sus pertenencias.
El occiso fue identificado como Peter Walter Muller, de 66 años de edad, quien había retirado dinero en una sucursal bancaria antes de almorzar junto a su esposa e hijo.
A raíz del caso, el restaurante cerró sus puertas el pasado 31 de enero, sin avisar a los clientes las razones de tal decisión, que ha dejado a muchos sorprendidos.
Un equipo de DominicanosHoy se dirigió al negocio para constatar tal información y conversó con un señor encargado de regar las plantas del establecimiento, quien afirmó que el cierre se debía a remodelación, por lo cual será temporal, según dijo.
Situación similar sucedió el pasado 3 de febrero, en la discoteca Adrenalina, ubicada en la calle Ortega y Gasset, de Cristo Rey, donde una joven de 26 años fue ultimada de varias cuchilladas por su expareja, de 32 años.
Ambos se encontraron en el interior del centro de diversión, donde iniciaron la discusión que concluyó en tragedia. Tras el asesinato, la discoteca fue cerrada temporalmente por violar los decretos 309-6 y 316-6.
Estos casos se han vuelto tan frecuentes en el país, que muchos ciudadanos consideran que tanto la delincuencia como la violencia se han salido del control de la Policía Nacional, pese a que han instalado agentes en las esquinas de las calles más concurridas para reducir la criminalidad.
La situación también afecta a los propietarios de pequeños negocios como los colmados, quienes han tenido que cerrar porque la delincuencia no da tregua.
En ese sentido, Ángela Pérez, quien era dueña del colmado Los Mocanos, en Villa Mella, declaró que una tarde, un joven y un niño de unos 9 años llegaron al lugar en una motocicleta, encañonaron a los dependientes y clientes, cargaron con tarjetas de llamadas telefónicas y celulares, cadenas de oro y dinero en efectivo.
Esa acción la dejó tan nerviosa que decidió entregarle el negocio a un pariente para que lo administrara, pero los robos continuaron y prefirió quitarlo. Tenía cinco trabajadores, que ahora están desempleados.
En tanto, el comerciante Yuly Lántigua narró que una noche mientras atendía su colmado y compartía con unos primos, varios jóvenes de 20 años, aproximadamente, entraron al establecimiento y cuando su pariente quiso defenderse le dispararon, quitándole la vida.
“Esto no me ha hecho rendirme, sino que ahora puse rejas y me mantengo alerta, no voy a permitir que me quiten mi sustento” sostuvo el negociante.
Según datos del Departamento de Estadísticas de la Procuraduría General de la República, el 34% de los hechos delictivos que cometen los menores edad, corresponden a robos agravados y el 32%, homicidios, siendo estas las infracciones más comunes.
