Duarte es algo más que el nombre de numerosas calles. Duarte va más allá en su dimensión que la provincia que lleva su apellido. Duarte no puede reducirse a los parques que los recuerdan al poner su estatua. Duarte es “El Cristo de la libertad”, pero resucitado en sus ideales. Duarte es el personaje principal de la película y el protagonista esencial de la identidad dominicana. Duarte no es solo un día de fiesta el 26 de enero de cada año, es el eterno regocijo de nuestra nacionalidad. Duarte es nuestro pico más alto en patriotismo y dignidad.
Todos debemos honrar al “Padre de la Patria”, porque la gratitud es la memoria del corazón, y como él mismo dijo, “no hay peor prisión que un corazón cerrado”. ¡Que se abran los corazones de todos los dominicanos para recordar a Juan Pablo Duarte! “Nuestra patria ha de ser libre e independiente de toda potencia extranjera o se hunde la isla”
Nota curiosa
Su padre Juan José Duarte, muere a los 75 años y su madre Manuela Diez Jiménez, a los 72, fue enterrada el día de Año Nuevo del 1859, en Caracas Venezuela. De sus 11 hijos ninguno superó los 68 años de vida: Vicente Celestino (1802-1865) 63. María Josefa (1810-1843) 33. Manuel (1811-1811) al nacer. Juan Pablo (1813-1876) 63. Ana María (1814-1816) 2. Manuel (1816-1818) 2. Filomena (1818-1865) 47. Rosa Protomártir (1820-1888) 68. Juana Bautista (1824-1843) 13. Manuel Amáralos María (1826-1890) 64. María Francisca (1831-1889) 58.
Cuando doña Manuela se casó con Juan José, ella era menor de edad, pues tenía 14 años mientras él 32. Vicente Celestino es su primer hijo, nació en Puerto Rico, su madre apenas había cumplido los 16. Es el único de los 11 hijos de la familia Duarte-Diez que dejó descendencia, se casó a los 20 años y de su unión nacieron: Enrique, Vicente, María Ignacia, Romualdo Ricardo y Wenceslao Camilo. Estos fueron los únicos sobrinos del Padre de la Patria.