Naranjas o “chinas”, ¿por qué?

En la cultura del consumo de frutas entre los dominicanos las naranjas o chinas ocupan uno de los primeros lugares, ya sea para hacer con su jugo y leche con mucho hielo el famoso “morisoñando” o para comer de forma directa. Pero la pregunta es más dulce que agria, ¿de dónde son originariamente las naranjas y por qué les dicen chinas?
 
El cultivo de las naranjas se inició desde hace miles de años en el Sur de China, luego se extendió a Birmania, a la India y todo el Sudeste Asiático. La palabra castellana «naranja» proviene del sánscrito, narang, prontamente pasó al árabe y de este al español «naranjo», nombre del árbol y «naranja», su fruta.
 
Los romanos les llamaron citrus, es decir limón, por el amargo, de donde surge el género de los cítricos. Para ellos eran naranjas de oro por el color, de ahí lo de “orange” como se dice en francés e inglés. La antigüedad no conoció las naranjas dulces pues estas son introducidas a Europa en la Edad Media por los portugueses en los años del 1500. Estas nuevas naranjas de sabor dulce son llamadas en España respectivamente «naranja de China» y «naranja mandarina»,para diferenciarlas de las agrias, que terminaron por tomar el nombre de «naranja» a secas. Introducidas en los países de América se les sigue llamando “naranja dulce”, en algunos lugares del Caribe “naranja de china”, y entre los dominicanos simplemente «china».
 
En Santo Domingo existen pueblos famosos por el dulce sabor de sus chinas, en eso nadie les roba el orgullo de los higüeyanos, ni a los de Cambita en San Cristóbal. Ciertamente son chinas excelentes para degustar en gajos, sin olvidar que el gajito de la Virgen no se come, se tira para arriba por la buena suerte.
 
República Dominicana es la cuna del morisoñando, quizás el jugo más delicioso del planeta y el terruño de las naranjas más sabrosas del mundo, el único país donde las chinas dulces están garantizadas porque las agrias no se pagan.

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