Fuertes disparos se registran en la capital de la República Centroafricana, que el jueves por la mañana estaba al borde del caos en medio de reportes de enfrentamientos entre rebeldes, en su mayoría musulmanes, que controlan el país desde marzo, y cristianos que apoyan al presidente derrocado.
Los choques suceden horas antes de que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se apreste a autorizar un aumento de las operaciones militares de Francia y varios países africanos por la creciente violencia sectaria en todo el país. El ataque más reciente esta semana, del que se culpó a combatientes cristianos, causó la muerte de cerca de una decena de mujeres y niños en una comunidad remota.
El ruido de los disparos comenzó a eso de las 6:00 de la mañana y casi tres horas después todavía podían escucharse cerca del aeropuerto de Bangui, la capital. También hubo reportes de disparos en los suburbios al norte y este de la capital.
«No está del todo claro pero creemos que los agresores son miembros de la antibalaka», dijo el vocero gubernamental Gaston Mackouzangba. «Nuestras fuerzas están en el lugar en este momento».
El gobierno de la República Centroafricana está controlado por integrantes de la antigua coalición rebelde conocida como Seleka, un grupo de aliados que se unieron hace un año con el propósito de expulsar al entonces presidente François Bozizé Yangouvonda después de una década en el poder. Luego que miles de rebeldes sitiaron Bangui en marzo, nombraron presidente a su líder Michel Djotodia.
Sin embargo, Djotodia ha tratado de distanciarse de sus ex aliados mientras se les atribuye a los rebeldes de la coalición Seleka una gran cantidad de atrocidades en Bangui, la muerte y violación de civiles y el robo a grupos de ayuda humanitaria y orfanatos. El presidente tiene cada vez menos control sobre los ex miembros de Seleka en las provincias del interior, donde la indignación ante las violaciones a los derechos humanos avivó la creación del movimiento antibalaka hace varios meses.
Si bien entre los combatientes antibalaka hay civiles que defienden sus comunidades de los ataques de la Seleka con fusiles de caza y machetes, se cree que también reciben el apoyo de grupos que siguen aliados a Bozizé, que ahora vive en el exilio.
Los combatientes antibalaka también han sido vinculados a matanzas contra poblaciones civiles musulmanas, que también han sufrido bajo el régimen de la Seleka y aseguran que se les culpa injustamente de la desenfrenada destrucción causada por la Seleka.
La cifra de muertes resulta imposible de calcular en la República Centroafricana, por mucho tiempo un país ingobernable y desesperantemente pobre en el corazón de Africa y en el que muchas carreteras no han sido pavimentadas desde que se independizó de Francia en 1960.
El jueves Francia solicitó que se someta a votación una resolución que autoriza el despliegue durante un año de una fuerza militar liderada por la Unión Africana en la República Centroafricana, un país pobre sin salida al mar, para proteger a los civiles y restaurar la seguridad y el orden público.
La resolución también contempla autorizar a las fuerzas francesas, durante un período limitado, a «tomar todas las medidas necesarias» para apoyar la fuerza de la Unión Africana, conocida como MISCA, cuyos efectivos se espera que aumenten de unos 2.500 a 3.500.
Gerard Araud, embajador de Francia ante la ONU, dijo que espera que el concejo apruebe la resolución.
Francia prometió la semana pasada enviar mil soldados a la República Centroafricana tras una advertencia del ministro francés de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius, de que la ex colonia gala «está al borde del genocidio». El Ministerio de Defensa ha dicho que ya hay unos 600 soldados franceses en el país.
Pero la capacidad de los efectivos franceses y africanos para salvar vidas depende en lo fundamental de cuán lejos los soldados estén dispuestos a salir de Bangui y entrar en las provincias. Es en el interior donde los rebeldes, en su mayoría musulmanes, han atacado poblados cristianos. Por su parte, grupos de milicianos cristianos han lanzado ataques de represalia, obligando a miles de civiles a refugiarse en iglesias y mezquitas.
La resolución acepta la intención del secretario general Ban Ki-moon de prepararse para una posible transformación de MISCA en una fuerza de paz de la ONU y pide al jefe de la organización que ofrezca recomendaciones para ello en un plazo de tres meses.
El borrador de la resolución también contempla imponer un embargo de armas a la República Centroafricana durante un año y ordenar a todos los países que prohíban la venta o transferencia de armas, munición, equipo militar, piezas de repuesto, asistencia técnica y capacitación.
