La puesta en circulación del libro “Solo mueren los que se olvidan”, de la autoría del profesor de agronomía Pedro Julio Jiménez, en la que plasma vivencias y escenas estudiantiles acontecidas durante los años de estudio en la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD en el periodo comprendido entre los años 1962 y 1970, deja mal parado a su autor respecto de las valoraciones que hace de los mismos.
Dicha obra hace un recuento de las semblanzas de sus condiscípulos, luchas estudiantiles en esa casa de estudio, las elecciones de grupos de estudiantes y protestas antigubernamentales (en la cuales nunca se vio participar al autor de la obra debido a sus ideas políticas derechistas), y además, describe los viajes al interior del país y a la finca de Engombe para la realización de prácticas, un viaje colectivo al extranjero, rememora las muertes a destiempo de condiscípulos y aporta datos sobre las vidas de muchos de ellos.
En el libro el autor detalla las hostilidades, discriminación, diatribas y mofas que tuvieron que soportar muchos de sus compañeros acerca de sus rasgos físicos, origen familiar, conducta personal, situación económica, lugar de residencia y todo tipo de burlas provenientes de personas desalmadas, discriminadoras y racistas, victimas, tal vez de resentimientos y vivencias mortificantes, afanes económicos preteridos, y lo peor aún, sueños truncados ante la imposibilidad de alcanzar promociones en anteriores facultades. En verdad, éramos pocos los estudiantes que por primera vez penetrábamos a ese mundo académico llenos de retos, incertidumbres y aprehensiones.
Pero estas hostilidades que aparecen en el libro no solo se limitan a condiscípulos, sino que son víctimas también de las mismas, compañeros profesionales y prominentes profesores como Eugenio Marcano, Daniel Cabrera Zorrilla,Anibal Zanabia, Valle Espejo y Andre Vloebergh, este último fundador de la facultad de Agronomía y Veterinaria, de la cual sirvió como profesor y Director del Departamento de Agronomía durante varios años.
Sobre el maestro Andre Vloebergh, las criticas son calumniosas, cínicas y maledicentes, porque al hacer un juicio de valor sobre su trayectoria docente y académica, el autor del libro parte de premisas falsas, cuando después de considerarlo “Artífice de la Agronomía Dominicana a nivel superior”, le atribuye desaciertos injustos como: confinamiento del departamento de agronomía, pensum segado hacia la producción agrícola y una desfasada pedagogía, en un estilo literario confuso y mordaz.
Esta crítica inconsistente del confinamiento del departamento de agronomía, queda desmantelada por las visitas frecuentes que se hacían a empresas privadas en busca de información agronómica y tecnológica, como una famosa que se hizo a San Pedro de Macorís a una empresa productora de fertilizantes y a los campos de caña del Central Romana. Asimismo un viaje a la vecina isla de Puerto Rico en el año 1964, donde el estudiantado pudo empaparse de los avances de la agricultura, la producción de leche, la investigación de varios cultivos agrícolas, técnicas de siembra y mejoramiento genéticos de frutos tropicales, así como visita a varias agroindustrias, al laboratorio de la Universidad de Mayagüez, observación de la estructura administrativa de la Universidad de Puerto Rico y una visita al Centro de Investigación Meteorológica de ese Estado Asociado.
De igual modo fueron numerosas las visitas a diferentes zonas del país para poner los estudiantes en contactos con los problemas agrícolas, de manera especial, Higuey, San Juan de la Maguana, Barahona, Jarabacoa, Valle del Cibao, Valle de Neyba y la frontera domínico–haitiano.
Cegado por la animadversión hacia el maestro, lo responsabiliza de haber propiciado que el pensum de la profesión estaba sesgado hacia la producción agrícola, argumento inaceptable carente de la mínima veracidad, por demás opinión descabellada, que pone de manifiesto que el autor del libro desconocía la tendencia que existía a nivel mundial, enfocada en ese momento a producir un aumento de la producción agrícola, como resultado de los bajos rendimientos hasta ese entonces alcanzado por unidad de superficie, preocupación externada por sectores financieros internacionales a consecuencia del aumento de la población en los cinco continentes.
Eran los años de las décadas de los sesenta, la población mundial había despasado los tres mil millones de bocas que había que alimentar, y los datos estadísticos presagiaban para el año dos mil la duplicación de los habitantes del planeta, se veía venir también, una insuficiencia alimentaria, al tiempo que se comenzaban a denunciar la degradación del medio ambiente y la destrucción de los recursos naturales, en lo que jugó un papel de primera magnitud la bióloga norteamerivana Rackel Carson en su libro Silent Spring, publicado en el 1962,donde describía la rapidez con la cual se estaban degradando los recursos agua, flora, fauna y suelo, denuncia que: comenzó a inquietar a los organismos internacionales como las Naciones Unidas, que 10 años después organiza en la ciudad de Estocolmo el primer evento internacional donde fueron evaluados y analizados estos temas, con sus causas y consecuencias, bajo el titulo de conferencia de las Naciones Unidas Sobre el Medio Ambiente.
En defensa de la memoria del maestro Andre Vloebergh:Prócer del Desarrollo Agrícola Dominicano(II)
Había necesariamente que hacer algo y poner en práctica iniciativas que aumentara los niveles de productividad y producción para evitar una hambruna alimentaria de categoría mundial. Fue así como con el apoyo económico de la Fundación Kellog y la Fundación Rockfeller, asesoradas por un grupo de técnicos y científicos se dio inicio al más grande ensayo de producción agrícola de la historia de la humanidad llamado Revolución Verde, con los cuales cooperó el Ingeniero Agrónomo André Vloerbergh, para lo cual se hicieron grandes inversiones, se profundizaron las investigaciones, se modificaran las estructuras arcaicas de los organismos ligados a la producción agrícola, se crearon instrumentos jurídicos financieros destinado a apoyar proyectos, se realizaron experimentos genéticos de las plantas, así como la obtención de nuevas variedades conjuntamente con su patrimonio genético.
De esa manera, se crearon nuevas entidades para la capacitación tecnológica y enseñanza de la agronomía, que han dejado huellas indelebles en nuestro país como la creación del Instituto Loyola y la Facultad de Agronomía y Veterinaria, donde se han formado los agrónomos e Ingenieros agrónomos que han tomado participación en el diseño de las estrategias y aplicación de las políticas públicas para el desarrollo agrícola durante los últimos gobiernos que ha tenido el país.
En fin, era una preocupación general aumentar la producción de trigo, arroz y maíz, por lo que el maestro consideraba que era vital orientar el conocimiento tecnológico y científico a diferentes niveles dentro del campo de la agricultura, por lo que con las experiencias obtenidas en otras universidades extranjeras, diseñó ese pensum con una estructura compleja y asignaturas tales como:
Botánica, Zootecnia, Genética, Química General, Química Orgánica, Física, Ecología Agrícola, Topografía, Entomología, Producción Industrial,Cultivos(I,II,III,IV,V),Algebra,Matematica,CalculoDiferencial,
Química Cuantitativa, Meteorología, Construcciones Rulares, Riego y Drenaje, Pastos y Forrajes, Geología, Mineralogía, Génesis de Suelos, Edafología, Manejo de Bosques, Economía, Sociología, Biología,
Bioestadística, Dibujo, Alimentación, Microbiología, Abonos y Enmiendas, Fitogenetica, Fisiología Vegetal, Bioquímica y otras relacionadas con los recursos naturales, que al momento de escribir este artículo no me llegan a la mente, y que con el transcurso del tiempo, fueron adicionadas otras al pensum original, muchas de las cuales demandaban practicas que se hacían en el campo y los laboratorios de ingeniería, ciencias y Engombe.
Por otra parte la idea del autor del libro, de que el profesor Andre Vloebergh, era dueño de una pedagogía desfasada, haciendo alusión a la manera de impartir la catedra, resulta desacabellada ya que, hijo de la academia francesa, el maestro se había nutrido de los principios del método cartesiano para el conocimiento y la enseñanza,es decir, transmitia de manera clara los conceptos expuestos, y lo hacia de manera organizada, con rigor científico, y además, con conocimiento cabal de las reglas gramaticales del idioma español. Era un profesor consciente de su rol y responsabilidades, adornado de una condición ética y moral que irradiaba admiración y respeto, convencido de que estudiantes y profesores podían ´¨estar juntos pero no reburujaos¨.
Acaso quería el autor del libro ¨Solo Mueren los que se Olvidan¨, que el maestro estuviera usando instrumentos pedagógicos a la altura de los que existen actualmente en países avanzados, para transmitir conocimientos en un país subdesarrollado del siglo XXI, en momentos en que se daban los primeros pasos de una unidad académica que iniciaba sus cátedras sin laboratorios y sin campos de experimentación, que gracias a él, fueron puestos al servicio de los estudiantes posteriormente?
PS: El autor del articulo es Dr.Ing,graduado en la Universidad de Nancy,Francia. Ha sido:Subsecretario Técnico de la presidencia,Sbsecretario de Recursos Naturales. Director ejecutivo del Instituto del Algodón, Secretario ejecutivo de la Academia de Ciencias y otros cargos en varias instituciones del país.
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