Santaigo.- La socialista Michelle Bachelet, quien es la favorita para ganar las elecciones presidenciales en Chile, lanzó oficialmente el domingo su programa de Gobierno, para cuya aplicación requeriría de unos 15.100 millones de dólares y cerca de la mitad sería para financiar una ambiciosa reforma en educación.
La candidata, quien podría convertirse en la primera en gobernar el país sudamericano por segunda vez desde el fin la dictadura, aprovechó la presentación de su programa para despejar dudas y definiciones en materia de reformas clave y en el campo valórico, como el matrimonio entre iguales y el aborto.
Bachelet, quien fue presidenta entre el 2006 y el 2010 y según las encuestas ganaría los comicios el 17 de noviembre o en una eventual segunda vuelta en diciembre, planea cambios profundos en educación mediante una gran reforma tributaria que contempla un alza gradual de cinco puntos porcentuales en los gravámenes a las empresas.
«Las reformas profundas y duraderas incluidas en este programa (…) se realizarán sobre bases fiscales sólidas que les den sostenibilidad en el tiempo», dijo Bachelet en su programa de casi 200 páginas.
El costo del programa de Bachelet es inferior en casi 2.000 millones de dólares al que lanzó a principios de mes la candidata oficialista Evelyn Matthei, quien figura muy por debajo en segundo lugar en los sondeos.
Del total de los 15.100 millones de dólares del programa de Bachelet, una amplia reforma tributaria -que financiará los cambios en educación- aportará 8.200 millones de dólares, «sin la cual resulta inviable plantearse el conjunto de transformaciones propuestas», afirmó.
Las otras fuentes de financiamiento del programa corresponden a la disponibilidad de recursos del balance del Gobierno Central, que el equipo económico de la ex mandataria ha calculado en 4.700 millones de dólares, y reasignaciones presupuestarias por 2.200 millones de dólares.
Definiciones claves
Bachelet confirmó que impulsará una nueva Constitución para los nuevos tiempos, en un intento por despojarse de la herencia que dejó el dictador Augusto Pinochet.
Para ello, dijo, convocará a un amplio debate democrático e institucional, con lo que se alejaría la opción de impulsar una Asamblea Constituyente como lo había pedido el Partido Comunista que la apoya.
La tarea de reformar o crear una nueva constitución no le será fácil, ya que se requiere de un alto quórum en el Congreso, a lo cual aspira.
Además, aunque sin fijar posición, dijo que empujará un amplio debate para tratar el matrimonio entre iguales, un tema que podría generar rechazo en parte de la conservadora sociedad chilena.
Bachelet, que en marzo dejó la jefatura de ONU Mujer para ser candidata, abogará también por la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo en caso de peligro de la vida de la madre, violación o inviabilidad del feto, una idea que probablemente generará rechazo en los más conservadores de la sociedad chilena.
En un guiño hacia el mundo sindical, dijo que es indispensable que aumenten sus ingresos mediante un mayor poder de negociación al interior de sus empresas.
«Debemos fortalecer los sindicatos y realizar un conjunto de modificaciones a la negociación colectiva que permita ampliar la cobertura de trabajadores que puedan ejercer este derecho», dijo Bachelet.
Una de sus primeras medidas que adelantó que tomará en esta materia será terminar a la brevedad con el uso «artificioso» de las numerosas razones sociales que emplean los conglomerados de empresas para limitar la capacidad sindical de los trabajadores.
En cuanto a empresas clave del Estado, como la gigante del cobre Codelco, dijo que apuntará a nuevas capitalizaciones para impulsar su desarrollo. En el caso de la petrolera ENAP, planea fomentar una mayor participación en el negocio del gas.
