El presidente sirio, Bashar el Asad, dijo a una revista alemana que no negociará con los rebeldes hasta que hayan dejado las armas, y afirmó que su poderoso aliado Rusia apoyaba su Gobierno más que nunca.
En una extensa entrevista con Der Spiegel, Asad dijo que no creía que fuera posible resolver el conflicto en su país a través de negociaciones con los rebeldes, declaraciones que podrían desalentar las esperanzas entre las potencias occidentales de una solución política.
«En mi opinión, una oposición política no porta armas. Si alguien depone sus armas y quiere regresar a la vida diaria, entonces podemos discutirlo», dijo Asad, citado por la revista.
El conflicto sirio comenzó como un movimiento pacífico de protesta contra las cuatro décadas de la familia Asad en el poder, pero se convirtió en una guerra civil después de una violenta ofensiva del Gobierno. Más de 100.000 personas han muerto desde entonces.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas adoptó una resolución la semana pasada que exige la erradicación de las armas químicas de Siria y respalda un plan para una transición política en el país.
Washington culpa al Gobierno sirio por un ataque del 21 de agosto con gas sarín contra un barrio de Damasco que causó cientos de muertes. Las autoridades locales y Rusia dicen que los rebeldes llevaron a cabo la matanza.
Asad dijo a Der Spiegel que el presidente estadounidense, Barack Obama, no tenía pruebas de que el Gobierno sirio haya usado armas químicas.
«No tiene otra cosa que ofrecer que mentiras», dijo Asad, comparando la postura de Washington con la de los rusos, a quienes consideró como «verdaderos amigos».
«Ellos entienden mucho mejor lo que sucede (…) Los rusos son más independientes que Europa, donde todos se inclinan mucho más hacia Estados Unidos», agregó.
El presidente ruso «Vladimir Putin está más decidido que nunca a apoyarnos (…) Él sabe por su propia lucha contra el terrorismo en Chechenia por lo que estamos atravesando aquí», añadió Asad.
El mandatario dijo que no estaba preocupado por su propio destino, razón por la cual él y su familia habían permanecido en Damasco durante los dos años y medio de conflicto, y que sentía que el pueblo sirio lo apoyaba al ver la devastación causada por los rebeldes.
Agregó que se realizarán elecciones presidenciales en Siria dos meses antes de que termine su actual período en agosto pero que no podía decir aún si se presentará como candidato. «Si no tengo el apoyo del pueblo, no me presentaré», afirmó.
Asad dijo que su Gobierno puede haber cometido errores en la severidad de su ofensiva inicial, pero que aún mantenía su decisión de «luchar contra el terrorismo, de defender a nuestro país».
Afirmó que la crisis había sido impulsada por fuerzas de fuera del país, en particular combatientes de Al Qaeda. Ayuda financiera de Arabia Saudí y Catar, así como logística de Turquía, alimentaban el conflicto, agregó.
