El Supremo Tribunal Federal de Brasil autorizó el miércoles que se vuelva a juzgar a 12 de 25 condenados en el mayor proceso de corrupción en la historia del país, una decisión interpretada por muchos como un retroceso en los esfuerzos por erradicar la impunidad de los políticos en la principal economía de América Latina.
El fallo por escaso margen podría salvar temporalmente de la cárcel al jefe de gabinete del ex presidente Luiz Inácio Lula de Silva, José Dirceu, el acusado de mayor perfil en un escándalo de compra de votos en el Congreso conocido como «o mensalão» o la gran mensualidad.
El Supremo Tribunal Federal decidió por 6 votos a favor y 5 en contra realizar nuevos juicios para los condenados que habían recibido al menos cuatro votos por la absolución.
La decisión generó pequeñas protestas frente al Supremo Tribunal Federal en Brasilia, donde manifestantes montaron jaulas y colocaron dentro fotos de los acusados en trajes de presidiarios.
El juicio del «mensalão», iniciado hace nueve meses, era considerado un hito en una nación notoriamente tolerante con la corrupción de la clase política. A ojos de muchos brasileños, las condenas transformaron al Supremo Tribunal en la única institución comprometida con el combate a la impunidad.
Los nuevos juicios dilatarán la resolución del escándalo que estalló en 2005, durante el primer gobierno de Lula da Silva.
Además de Dirceu, la decisión beneficia a otros 10 políticos y empresarios condenados por corrupción, formación de cuadrilla y lavado dinero. Entre ellos figura el ex presidente del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) José Genoino y el ex Tesorero Delúbio Soares.
Aunque Lula y su sucesora, la presidenta Dilma Rousseff, no fueron salpicados por el caso, la corrupción política fue uno de los detonantes de las masivas protestas que derrumbaron en junio la popularidad de la mandataria.
Y la decisión de permitir nuevos juicios a los acusados del «mensalão» podría sacar nuevamente a los brasileños a la calle.
La votación del miércoles extenderá además el juicio hasta 2014, un año electoral, prolongando un escándalo que afectó la imagen del PT. Eso podrían ser malas noticias para Rousseff, que se espera que busque la reelección.
Dirceu, de 67 años, ayudó a Lula a fundar el PT en 1980 y jugó un papel crucial en su ascenso a la presidencia dos décadas más tarde. Fue uno los miembros más influyentes de su gabinete hasta que renunció en 2005 como consecuencia del escándalo.
Para muchos brasileños, la condena de Dirceu había mostrado que aún imperfectas, las instituciones democráticas de Brasil maduraron, especialmente el sistema judicial.
Tanto Dirceu como la mayoría de los otros 24 condenados en el primer juicio sostienen que el «mensalão» nunca existió y es un invento de sus enemigos políticos.
