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La historia de un grande: Bird hasta recogió basura

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«Si vas a dejar la universidad, más vale que te busques un trabajo. ¡Ahora!» – Joe Bird
 
Larry Bird, de sólo 18 años, promedió 30.6 puntos y 20.5 rebotes en 1974, defendiendo la camiseta de Springs Valley High School. French Lick, un pequeño pueblo ubicado en el condado de Orange, Indiana, cobijó los primeros años de vida de Larry, cuarto de seis hijos de una familia de clase baja.
 
Su madre Georgia, soporte de la familia, trabajaba como mesera y por momentos tenía que emplearse en dos ocupaciones al mismo tiempo para poder afrontar los gastos. Su padre Joe, trabajador ocasional que sufría problemas de alcoholismo, se empleó en Kimball Piano Factory como carpintero.
 
Los Bird eran una familia nómade en French Lick: alquilaron 17 casas en 18 años antes de comprar su propiedad en Washington Street, como señala Seth Davis en el artículo «When March Went Mad» de SI.com.
 
El básquetbol fue siempre una vía de escape para Larry. Dentro de una cancha, los problemas dejaban de parecer relevantes y todo pasaba a ser un juego. Era la plataforma donde él mandaba y el resto aplicaba según sus directivas. No tenía que ver con una voz de mando, sino con la ubicuidad de su producción. Bird era capaz de hacer florecer todo lo que existía alrededor con un pase, un tiro, un movimiento con o sin balón.
 
La producción de Bird en el básquetbol colegial sedujo a varias Universidades del país, interesadas en contar con los servicios de esa gema conocida como «El pueblerino de French Lick». Louisville, Kentucky, Indiana e Indiana State habían mostrado interés en reclutar al espigado alero de cabellera rubia.
 
Kentucky, Indiana e Indiana State eran los destinos preferidos por Bird. Sin embargo, Denny Crum, entrenador de Louisville, visitó a Larry al High School para tratar de convencerlo. «Larry, nos gustaría que vengas a una visita de reclutamiento», dijo, según palabras que recolecta Jackie MacMullan en su libro ‘When the game was ours’. «No quiero hacerlo», contestó Bird. «Hagamos lo siguiente, te desafío a una competencia de H-O-R-S-E. Si yo gano, me concederás ese privilegio».
 
Bird aceptó y la competencia fue disputada. Cada lanzamiento ejecutado por Larry fue igualado por el coach de Louisville. Así estuvieron durante algo más de 15 minutos. Sin embargo, en el octavo tiro, Larry anotó un bombazo de algo más de seis metros y todo se terminó.
 
Kentucky era uno de los destinos que más seducía a la familia Bird. «Ese es un programa en serio», dijo Joe, su padre, quien acompañó junto a su madre Georgia a Larry en la entrevista en Lexington con Joe B. Hall, coach en aquel entonces de los Wildcats. Sin embargo, en uno de los movimientos más espantosos de la historia del básquetbol, Hall decidió no darle una beca deportiva a Bird.
 
«La gente carga contra Joe B. Hall por eso, pero soy amigo cercano de uno de los asistentes de Joe y él me dijo que cuando hablabas con Larry Bird, él no contestaba; ni siquiera te miraba», dijo Bill Hodges a Sports Illustrated. «Ningún jugador de Kentucky puede ser así. Te comen vivo».
 
Bird tenía muchos problemas de timidez en su infancia. Odiaba las grandes aglomeraciones y sólo abría la boca para decir lo estrictamente necesario. Entonces, llegó Bobby Knight para ofrecerle un lugar en la Universidad de Indiana, el mismo que Magic Johnson rechazó dos años después. Al estilo Knight, aquí no había concesiones ni tratos preferenciales. Todo había que ganárselo con trabajo.
 
Y eso fue lo que sedujo al pueblerino de French Lick.
 
Señala Jackie MacMullan en ‘When the game was ours’: «Los Bird no tenían un automóvil por lo que fue su tío Amos Kerns quien lo condujo 49 millas al norte de Bloomington para el comienzo de la escuela. Kerns se quedó por un tiempo y luego se despidió con un abrazo: ‘Buena suerte, hombre. Estaré atento por tí’, le dijo».
 
Knight era tan intimidante que ni siquiera hablaba con Larry. Lo envió al dormitorio con Jim Wisman como primer movimiento. El cambio para Bird fue profundo, tanto que terminó siendo demasiado. El campus de Indiana contaba con 33.000 alumnos, unas 100 veces más personas que las que albergaba el pueblo de French Lick. Las clases estaban compuestas por más de un centenar de alumnos y Larry se sentía solo. «Por las noches, todos salían, pero yo no tenía dinero. Jimmy era muy bueno conmigo, me prestaba su ropa, pero yo no podía ni siquiera comprar un pantalón y una remera. Y eso me empezó a afectar de sobremanera: no tenía nada».
 
«Cometí un error al colocar en la misma habitación a Bird con Jim Wisman», dijo años más tarde Knight a SI.com. «Bird no tenía ropa y los armarios de Wisman estaban llenos. Wisman era inteligente y hablaba bien. Bird no, y no lo podía hacer con 18 años».
 
Al no soportarlo más, Bird levantó el teléfono y le preguntó a su madre si podía ir a buscarlo. La negativa fue rotunda. Luego le avisó a su novia de su decisión y le pidió a su compañero de habitación que no dijera nada. «No sé realmente cuándo se dio cuenta Bobby Knight de lo que había hecho», dijo Bird.
 
Tras algo más de 20 días en el campus, Larry tomó sus pertenencias y se dirigió a la autopista 37. Regresó haciendo dedo a su pueblo de French Lick. «¿Qué estás haciendo en casa?», le dijo su madre, quien insistía para que su hijo estudie. «Ya está, no regresaré. Estoy listo para trabajar», contestó Bird. «¿No te das cuenta que era una inmensa oportunidad? Estoy tan decepcionada», agregó Georgia.
 
«Si vas a dejar la universidad, más vale que te busques un trabajo. ¡Ahora!», agregó su padre. Y eso fue lo que hizo Larry: tomó un trabajo para la municipalidad de French Lick haciendo todo tipo de cosas: talaba árboles, recolectaba basura en un camión, cortaba el césped, pintaba letreros. Incluso llegó a trabajar para una empresa que entregaba casas rodantes.
 
Se enroló en el instituto Northwood, pero el nivel era tan flojo que lo decepcionó de inmediato. Mientras trabajaba, empezó a jugar seguido en partidos en la calle, en Ligas de Verano y en el básquetbol AAU.
 
«Larry dice que trabajar en el camión de basura fue uno de los mejores momentos de su vida y, conociendo a Larry, seguro fue fabuloso», señaló Bob Heaton, compañero de habitación de Bird en Indiana State, a Sports Illustrated. «Sin stress, trabajando con amigos, estando afuera. Lo que más le gustaba a Larry era cortar el césped. Siempre dice que nadie lo hacía como él», agregó.
 
Pero en febrero de 1975, la desgracia tocó la puerta de la familia Bird. Joe, deprimido al extremo por problemas de dinero y cada vez más dominado por el alcohol, no soportó la separación de Georgia. Tomó una escopeta y se suicidó. Tenía sólo 48 años.
 
Larry pocas veces habló de la muerte de su padre. Pese a sus problemas recurrentes, lo amaba demasiado y prefería no referirse a él porque el solo hecho de mencionarlo le provocaba un dolor incomparable. En vez de sumirse en una depresión, el alero de French Lick transformó los problemas en trabajo. Y el básquetbol pasó a ser el eje de acción en su vida.
 
Bill Hodges, asistente de Indiana State, y Bob King, coach, decidieron reclutar a Bird tras observarlo en un partido de AAU. Bird venía de trabajar y estaba cansado, pero no se notó: anotó 43 puntos y bajó 25 rebotes contra los mejores jugadores del estado.
 
Hogdes y King, enamorados del juego de Bird, lo reclutaron y él accedió a la propuesta. Obligado por las reglas de la NCAA, tuvo que permanecer un año fuera de partidos oficiales, pero se encargó de exhibir su repertorio de maravillas en los entrenamientos.
 
Al año siguiente, todo empezó a mejorar. Tiempo después llegaría su consagración en Indiana State, el nacimiento de la rivalidad con Magic Johnson y, por supuesto, el amor incondicional con Red Auerbach y los Boston Celtics.

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