Partidos vacíos de contenido

PRD, PLD, PRSC, siglas vacías de contenido: revolución, liberación y reforma, tres palabras que licuadas como pedazos de tayota no dan gusto al paladar del votante con conciencia y patriotismo.
 
Los partidos políticos mayoritarios han alcanzado la adultez, como espigas listas para la cosecha. Pero una profunda contradicción  proyecta la estructura interna de las agrupaciones partidistas locales, que se hacen viejas y niños a la vez. Esto último, porque los infantes se divierten sin preocupaciones ni principios ideológicos que guíen sus pasos en la vida. Su actividad se reduce al ágape, a las fiestas,  a las excursiones y el disfrute. Nada más les importa.
 
Los grandes líderes de este tiempo han hecho de sus partidos estructuras manipuladas por ellos a su antojo, por y a favor de sus proyectos personales, el partido es tan solo un medio, un vehículo para ser más fácil el viaje hacia la presidencia, el congreso o la alcaldía, luego se inicia el divorcio entre los intereses del cargo y los del partido.
 
Algunos, una vez electos siguen realizando negocios y venden sus curules al que mejor pague.  Pero ya hasta los cargos del partido son también otros negocios podridos, se regalan por dinero o conveniencias. Y si por desacuerdo no me apoyan se los quito, otras instancias judiciales igualmente podridas sentenciarán a mi favor.
 
Es una gran pena que el concepto “revolución”, que identifica un cambio radical, sea hoy sinónimo de falta de disciplina, pleito y rebatiña. De igual modo, “liberación” una palabra opuesta a los intereses de los imperios capitalistas, hoy identifica a un grupo –como el Senador famoso- que se libraron ellos mismos de la pobreza personal  dejando a la mayoría del pueblo en la miseria de la cual ya es casi imposible liberarse. Y que el vocablo “reforma” ideal para transformar una sociedad, solo identifica a los herederos del caudillo rojo, y que no sea más que el bochorno de un perpetuo despojo, como quien reparte dinero ajeno, da, pero como jefe se queda con la mayoría en sus bolsillos.
 
 
La historia obliga a pasar balance: “revolución”, porque la nación dominicana necesita un cambio radical que supera la descomposición. Liberación porque debemos guiar nuestros sueños  de nación libre de toda miseria por los sueños de Juan Bosch. Y reforma social cristiana porque Cristo es el modelo, supo sacar a tiempo los mercaderes y corruptos de su iglesia.
 
En cualquiera de estos tres partidos, donde se han conservado personas honestas y capaces,  una línea de verdadero rescate moral e ideológico evitará la podredumbre casi total en que los tienen sumidos esos falsos líderes.

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