Padres

No se trata de un día tan sólo o de una fecha más para dedicarnos a comprar y elevar el consumo a precios inaguantables para la economía de la familia dominicana. Más allá de todo eso, ofrendar en este día a los padres, implica esa relación infinita con quienes junto a las madres determinan la llegada al mundo de ese ser que hoy les honra.
 
Padre no es un simple término, una denominación consanguínea, es el  inviolable espacio donde reinan amor y disciplina al mismo tiempo, con la palabra educar implícita en ese destino, sobre todo con el ejemplo que no caduca ni aún después de la muerte.
 
Quizás este 28 de julio, muchas familias dominicanas, residentes fuera y dentro del país, amanecieron con el abrazo fuerte de ese pecho que nos cobijó desde pequeños  y que continúa siendo el resguardo de la cabeza inclinada o de la frente ceñida, sobre todo en los tiempos difíciles.
 
Padre es mucho más que un concepto genérico. Trasciende los términos de la anatomía y a cualquier definición exacta. Por eso, estas líneas se proponen enaltecer y felicitar a cada padre dominicano, recordar que  “Honrar, honra”, como dijo el poeta y cada hijo e hija de esta nación experimenta especial orgullo por esos seres que nos han ayudado a crecer cada día, por dentro y por fuera.
 
También a los Padres de la Patria llegue este homenaje, porque de ellos llevamos también la conciencia en los genes y cada una de las actuaciones cotidianas consagra los actos de los hijos e hijas de esta nación, como dignos de sus enseñanzas.
 
Felicidades a todos y cada uno de los padres dominicanos, estén donde estén, aún en el más lejano perímetro de esta geografía universal. Llegue hasta ellos el abrazo imperecedero y, sobre todo, el mensaje inmenso de ese amor, que alimenta y salva.

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