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Son tiempos de cambio

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Hay que prepararse para enfrentar las nuevas realidades que se presentan. Parece una letanía de esas que se realizan en templos religiosos con larga y reiterada insistencia. Son tiempos de cambio y especialmente las mujeres, deben sobreponerse ante las dificultades que impone la sociedad patriarcal para disminuir las brechas de género. ¿Pero cómo?
 
Primero, aceptar la realidad y sus nuevas maneras de presentación. Las limitaciones sexistas en las normas laborales establecidas, se están modificando, como resultado de largas luchas feministas y sociales, porque los hombres también acompañaron y aprobaron leyes, acuerdos, reglamentos y hasta las muy debatidas cuotas de género para las elecciones y otras promociones laborales en las entidades certificadas, como establece el MEG, promovido en el estado por el Instituto Colimense de las Mujeres.
 
Para afrontar esta preparación, las mujeres deben aunar sus voluntades, porque desde las ilustradas profesionistas hasta la más humilde iletrada, todavía analfabeta, son objeto de sutil y permanente campaña sexista, que promueve la aceptación de los estereotipos de sexos y género de los cuales son víctimas y reproductoras. Las noticias, videos, novelas, programas, las comunicación en las redes sociales, los anuncios de productos para la mujer, convocan a roles tradicionales como ama de casa, cuidadora de la familia y otras acciones de servidumbre, además de convocar a la competencia desleal.
 
El llamado a transitar nuevos senderos nos reclama a esclarecer el término Sororidad, como acción de solidaridad entre mujeres, bien analizado por la Dra. Marcela Lagarde, (Ciudad de México, 1948) profesora de la UNAM, autora de muchos ensayos, artículos y libros, entre ellos, Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas.
 
La ex diputada al Congreso Federal Mexicano entre 2003 y 2006, promueve el cambio ideológico al señalar que, la Sororidad parte de un esfuerzo por desestructurar la cultura y la ideología de la feminidad, que encarna cada una, como un proceso que se inicia en la amistad/enemistad entre las mujeres y avanza en busca de tiempos nuevos y de nuevas identidades.
 
La Sororidad es en esencia, trastrocadora, implica la amistad entre quienes han sido creadas por el mundo patriarcal como enemigas. La alianza de las mujeres en un compromiso tan importante como la lucha contra otros fenómenos de la opresión y por crear espacios en que ellas puedan desplegar nuevas posibilidades de vida.
 
Más adelante argumenta: “Hemos comprendido que el feminismo pasa por la transformación profunda de las mismas mujeres y de las mujeres entre sí, porque las mujeres no somos solamente víctimas de la opresión; somos significativamente sus criaturas más sofisticadas cuya tarea vital es la recreación cotidiana del mundo patriarcal.” http://equidadygenero.prd.org.mx/
 
En el ensayo Enemistad y sororidad, Marcela Lagarde precisa: “Se trata de vencer el desapego de las mujeres de sí mismas, su desamor, y de que el sistema genérico patriarcal no tenga más a las mujeres como siervas voluntarias, sino que encuentre en ellas la negación a servir, a cuidar, a trabajar invisiblemente para otros, que no haya más renuncia, culpa, agresión y dádiva…Las mujeres podemos cuidarnos a nosotras mismas, lograr que la mirada diaria al espejo esté dedicada a reconocernos y la mirada a las otras, sea para mirarnos en ellas y nuevamente reconocernos”.
 
¡Basta de antipatías! ¡Encontremos juntas nuevas vías y caminemos para materializar esos cambios que tanto requerimos!
 
 
*Maestra en Ciencias de la Comunicación

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