Michelle Bachelet, ante un Chile diferente

Santiago.- Tras las elecciones primarias de junio último, la exmandataria chilena Michelle Bachelet se consolidó como la candidata favorita de cara a los comicios presidenciales de noviembre venidero, según evidenciaron los sufragios de esa jornada.
 
Bachelet arrasó en la competición interna del pacto opositor Nueva Mayoría, rebasando con amplísima ventaja a sus contendientes Claudio Orrego, de la Democracia Cristiana, José Antonio Gómez, del Partido Radical Socialdemócrata, y Andrés Velasco, independiente.
 
En lo que se etiquetó como tsunami electoral, con más del 73 por ciento de los votos, la expresidenta ganó la boleta de ese bloque, para hacer frente al entonces ganador de las primarias de la alianza de derecha, Pablo Longueira, y a aspirantes de otros partidos e independientes que competirán de manera directa para llegar al Palacio de La Moneda. Empero, Longueira, en una decisión de última hora esta semana, renunció a la candidatura presidencial, aquejado por un cuadro depresivo, decisión que desató un terremoto político en las filas de los partidos gubernamentales, en busca de quién será su o sus abanderados en los venidero comicios.
 
Sin duda alguna, la campaña de Bachelet, con sus propuestas, sedujo a un mayoritario sector del electorado que acudió a las urnas en las primarias, y que le permitió ganar más de un millón 500 mil votos, de los poco más de dos millones que recibieron en total los aspirantes de la oposición.
 
Del otro lado, los dos contendientes de la alianza de derecha, Longueira, por la Unión Demócrata Independiente, y Andrés Allamand, de Renovación Nacional, en su conjunto, apenas llegaron a 806 mil boletas.
 
Como señaló la revista Punto Final, la disposición de Bachelet a luchar contra la desigualdad, a reformar la educación, la salud, la previsión y el sistema tributario, dieron de lleno en el blanco de las demandas de un sector mayoritario de la población.
 
Bachelet se postuló por los partidos Socialista y por la Democracia, también con el respaldo de los comunistas, la Izquierda Cristiana y el Movimiento Amplio Social.
 
La expresidenta, de 61 años, es de profesión pediatra e hija de la antropóloga Angela Jeria y del general Alberto Bachelet, muerto de un infarto seis meses después del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, y aquejado por las torturas fue sufrió a manos de sus subalternos, por oponerse al cuartelazo.
 
Tras la asonada golpista, Bachelet fue detenida junto a su madre en centros de reclusión de la dictadura de Augusto Pinochet, hasta que en 1975 ambas son expulsadas del país.
 
Luego de cuatro años de exilio en Australia y Alemania, retornó en 1979 a Chile, donde continuó sus estudios de medicina y se especializa en pediatría.
 
Al salir de La Moneda el dictador Pinochet, Bachelet ocupó varios cargos públicos en la esfera de la salud y cursó estudios sobre estrategia militar.
 
Durante el gobierno de Ricardo Lagos se desempeñó como ministra de Salud en los primeros dos años de esa administración, en la que también ocupó la secretaría de Defensa, siendo la primera mujer en ocupar esa cartera en la historia de la nación.
 
En marzo de 2006 se convirtió también en la primera chilena en asumir la Presidencia de la República, cargo que ocupó hasta marzo de 2010, cuando entregó la banda a su sucesor, Sebastián Piñera.
 
El 14 de septiembre de ese año fue designada directora de ONU Mujer, una agencia de Naciones Unidas recién creada a la sazón para defender los derechos de las mujeres y niñas en el mundo, responsabilidad a la que renunció en marzo último para regresar a Chile y participar en la campaña electoral con la intención de retornar a La Moneda.
 
Entre sus propuestas programáticas defiende la educación pública y gratuita para los ciudadanos de bajos ingresos y una reforma tributaria que permitiría recaudar unos ocho mil 200 millones de dólares, dinero que sería destinado a reformar la enseñanza, con énfasis en la calidad y la gratuidad.
 
La reforma tributaria anunciada por Bachelet incluye aumentar gradualmente de un 20 por ciento a un 25 por ciento los impuestos a las empresas, mientras que el techo de los gravámenes a las personas bajaría de 40 por ciento a 35 por ciento.
 
También es partidaria de una Asamblea Constituyente, que permita una ruta para poner fin a la actual Carta Magna, heredada de la dictadura Pinochet. Bachelet ha dicho que aún no definió el mecanismo para dicha asamblea, pero que no descarta variante alguna, y en ese sentido le pidió a «la comisión de una Nueva Constitución en sus propuestas de contenidos y de mecanismos que no se recortaran las alas y pensaran en todas las opciones posibles dentro de la institucionalidad».
 
La candidata de Nueva Mayoría también se ha mostrado a favor de la despenalización del aborto en Chile, de manera que se pueda aplicar en situaciones especiales, tanto ante violaciones como por razones terapéuticas.
 
Bachelet ha insistido en que para llevar adelante muchas de las propuestas de su programa es necesario que las fuerzas de la oposición tengan mayoría en el Parlamento, y las ha instado para que libren la batalla por ganar el poder legislativo.
 
«Queremos un parlamento que se la juegue por los cambios que Chile requiere, y tenemos que trabajar para ello. Hay mucho en juego, y es el momento de la acción, de la grandeza y la generosidad», subrayó Bachelet minutos después de ganar las primarias.
 
La más reciente encuesta de cara a las elecciones presidenciales, realizada por la Universidad del Desarrollo y divulgada el 13 de julio, arrojó que si los comicios fueran ese día, Bachelet recibiría el 39 por ciento de los votos, frente al 25 por ciento de Longueira, ahora fuera de la carrera presidencial.
 
El estudio situó en tercer lugar al candidato del Partido Progresista, Marco Enríquez-Ominami, con un siete por ciento, seguido del independiente Franco Parisi (seis por ciento), y de Marcel Claude, por el Partido Humanista (dos por ciento).
 
La ley de inscripción automática y voto voluntario, estrenada en los comicios municipales de octubre de 2012, incrementó el padrón electoral de 8,1 millones a 13,3 millones de personas. En esos comicios, la abstención llegó al 60 por ciento. En las primarias del 30 de junio, votaron poco más de tres millones de electores.
 
La propia Bachelet reconoció en días recientes, en una entrevista con el diario La Tercera, que el Chile de hoy no es el mismo que ella gobernó de 2006 a 2010.
 
«Hay una amplia mayoría que apoya un proyecto de centroizquierda, que coincide con el planteamiento de que Chile ha entrado en un nuevo ciclo económico, político y social, y que se debe continuar con lo que hemos hecho bien por mucho tiempo, pero se requieren cambios», expresó.
 
Bachelet parece estar consciente de que si retorna al Palacio de La Moneda, la calle, escenario de numerosas protestas estudiantiles y obreras en los últimos años, le reclamará que cumpla con sus promesas.
 
* Corresponsal de Prensa Latina en Chile

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