Recibe alta comisionada de ONU las Llaves de Bogotá

Bogotá.- Las llaves de Bogotá fueron entregadas aquí, en la alcaldía mayor citadina, a la Alta Comisionada de ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, por labor que rindió en Colombia la Oficina que encabeza.
 
Al término de su visita de tres días, concluida la víspera -durante la cual se prorrogó un año más la permanencia en el país de esa agencia de Naciones Unidas-, la funcionaria destacó sus diálogos con miembros de la sociedad civil, defensores de los derechos humanos, víctimas, representantes de la iglesia, el gobierno y el sector privado.
 
La sociedad civil, en particular, me expresó sus preocupaciones ante las violaciones de derechos humanos y solicitaron nuestra asistencia continua, dijo a periodistas.
 
Todas las personas con quienes hablé en las comunidades y las ONG me refirieron la pobreza, inequidades e inseguridad dominantes. Comprobé que hay grandes disparidades en materia de derechos económicos, sociales y culturales que deben ser corregidas de forma urgente, señaló.
 
Muchos me manifestaron sentirse abandonados por el Estado, agregó.
 
Pillay precisó que uno de los temas principales fue la importancia del diálogo de paz y las esperanzas sobre un proceso de conversaciones exitoso, tras subrayar que la palabra más escuchada por ella fue participación.
 
La sociedad civil y las víctimas llamaron a que su voz sea escuchada en las discusiones de paz sobre temas que les afectan directamente, explicó.
 
La alta comisionada de la ONU se refirió en particular a su viaje a la sureña ciudad de Santander de Quilachao, en el Cauca, donde se reunió con representantes de los pueblos indígenas, comunidades afrocolombianas, grupos de campesinos, el gobernador y el alcalde de esa localidad.
 
Agradezco especialmente a las autoridades tradicionales indígenas, a los representantes de las organizaciones afrocolombianas y de campesinos y a los consejos comunitarios que viajaron a Santander de Quilichao para exponerme sus inquietudes, precisó.
 
Pillay resaltó el franco intercambio mantenido en las reuniones y la confianza en la Oficina de la ONU, como socio en la protección y defensa de los derechos humanos,tras precisar que ha seguido muy de cerca la difícil situación que se vive en el Cauca, y las propuestas procedentes de esa región.
 
La funcionaria de Naciones Unidas trajo consigo a Bogotá un puñado de tierra de esas comunidades, que depositó en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, lo cual contribuirá, en su opinión, a rendir homenaje a las víctimas.
 
Espero que este tributo sirva para replicar sus voces y el reclamo por el respeto de sus derechos, destacó en su mensaje de despedida.

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