La Paz.- El cantautor argentino León Gieco ofreció ayer un concierto en la ciudad boliviana de El Alto, con el cual pondrá fin a su estancia en el país, que incluyó la muestra del documental Mundo Alas.
Gieco, de 61 años de edad, se presentó en el Coliseo Deportivo de la referida urbe, aledaña a esta capital, en un concierto único, que marcará el regreso al país del altiplano de su letra comprometida y su voz desgarrada.
Tras varios años de ausencia, el también autor de En el país de la libertad vuelve a la nación andina para celebrar el Día de la Confraternidad Argentina-Boliviana, que conmemora el natalicio de la heroína de la independencia Juana de Azurduy.
El destacado músico participó con anterioridad en los festivales de la Cultura de las ciudades de Sucre y Potosí, y permanece en el recuerdo de población boliviana por musicalizar un poema del guerrillero argentino-cubano Ernesto Guevara sobre las penurias de los mineros locales.
A los mineros de Bolivia, utilizado para el documental La mina del Diablo, es una denuncia de las condiciones en la que viven y trabajan esos obreros en los abismos de esta nación.
La víspera, se presentó acá Mundo Alas, el documental de su autoría, considerado un viaje espiritual y una lección, un canto a la diferencia, a la voluntad de hacer y crecer, una lección de esperanza.
La cinta relata la travesía de un grupo de artistas con capacidades diferentes por Argentina, todos parte fundamental de un espectáculo que combina música, baile y pintura, y a las vez, constituye una revelación de la capacidad de superación del ser humano, más allá de los tropiezos y las malas jugadas de la vida.
«Para mí su realización fue el descubrimiento de un mundo de humanidad, de afectos y sensibilidades. Ellos no aprenden las cosas que aprendemos nosotros, las malas cosas que aprendemos nosotros. No alcanzan a aprender sobre el dinero o lo material. Por eso siempre digo que viven un «mundo alas», comentó Gieco a Prensa Latina.
El autor de Solo le pido a Dios relató además cómo la experiencia del viaje con esos 20 jóvenes cambió su forma de ver y entender el mundo, a los demás y a su propia vida.
«Definitivamente, me hicieron mejor persona, incluso me ayudaron a no sentirme solo, a darle un sentido a mi vida, a no ser cuando estoy con ellos León Gieco, sino solo uno más», aseguró.
Por último, añadió que el documental busca también hacer a los espectadores testigos de la historia de su tropa de amigos, para que, como en su canción más conocida, «el dolor no me sea indiferente/ que la reseca muerte no me encuentre/ vacío y solo sin haber hecho lo suficiente».
