Casimir, el cuco y la Julliand

Ha sido con las declaraciones del canciller haitiano Pierre-Richard Casimir,  de reciente visita a la República Dominicana en asuntos de negociaciones sobre la veda a productos avícolas dominicanos, que de pronto volví al pasado y recordé momentos cuando mi madre insistía en dormir a mis hermanitos menores.
 
Mi mamá les cantaba: “duerme mi niño, duérmete ya, que viene el cuco y te comerá, duérmete niño, duérmete ya, que viene el cuco y te comerá”.
 
Sin dudas esa canción infantil fue la favorita de casi todas las madres dominicanas. Por doquier se oían las mismas notas a la hora de acostar los niños. Y ha sido ese tararear ingenuo y maternal que me hace comparar las imprudentes declaraciones del jefe de la diplomacia haitiana con las de un cuco que podría venir a comerse a la República Dominicana si intenta aplicar leyes migratorias.
 
Decir que la República Dominicana puede ser soberana, pero que si se atreve a deportar a ilegales haitianos será denunciada, es otra afrenta, como otras tantas, que provienen de los haitianos en las que no ocultan el odio, que desde antes de que fuésemos una república, sienten por los nacidos en esta parte de la isla La Española.
 
Es el cuco puesto en marcha una vez más que procura evitar que la República Dominicana ponga verdaderamente en agenda la Ley General de Migración y en la práctica su reglamento, por medio del cual los compatriotas del fulano canciller haitiano, que viven ilegalmente aquí, tendrían que regularizar su situación, ya sea marchándose voluntariamente ó a través de la fuerza.
 
Es el cuco de denunciar ante organismos internacionales, como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos,  de que en la República Dominicana se violan los derechos de los haitianos que ha sido utilizado por  Haití para imponernos convivir con ilegales faltos de salud, alimentos, costumbres, educación y demás.
El cuco aquel que vendría a comerse al inocente si no conciliaba el sueño, ha quedado en el pasado de los dominicanos. Con el cuco reiterativo del canciller haitiano hemos convivido desde hace décadas.
 
Pero ya es tiempo de que el desfasado Casimir sepa que ese cuco ya lo conocemos y que nos hemos dado cuenta que no come gente, que sólo se alimenta de fantasías como las que él tiene en la cabeza, de pretender hacernos cruzar los brazos para seguir aceptando imposiciones de sus amigos, que buscan, a toda costa, resolver la situación de su fallida nación por la vía más fácil que es la de echarnos a su pueblo en nuestros hombros.
 
Ese “cuco” de la canción para dormir los niños es del pasado, canciller haitiano, la República Dominicana es una nación nueva, por si no lo sabía, y por igual sus hombres y mujeres de las últimas generaciones, han nacido con los mismos ideales de los hombres y mujeres que lucharon por defender los mejores intereses de la patria.
 
Y mientras el canciller de Haiti reta a las autoridades dominicanas con el cuco de denunciar al país si hace lo que se debió haber hecho desde hace tiempo, la representante residente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD-, Valerie Julliand, ha recibido la condecoración de la Orden al Mérito en el Grado de Oficial, de manos del ministro de Relaciones Exteriores de la República Dominicana, Carlos Morales Troncoso.
 
Al ver las noticias me alegré sobremanera, “la Julliand condecorada por el gobierno dominicano”,  pensé que tal homenaje no sería posible, pues fueron tantos los ataques a la República Dominicana que desde aquí hacía, que jamás imaginé ver tal información.
 
Aún recuerdo como toda la opinión pública y el pueblo en general se volcó a darle una respuesta contundente cuando propuso a las autoridades dominicanas otorgar una amnistía a los ilegales haitianos residentes en el país, para permitirles regularizar su situación. Después de tales declaraciones anduvo de lejos a la prensa como el diablo a la cruz.
 
Ella, la Julliand, no perdió nunca una oportunidad para decir, una y otra vez, que en la República Dominicana se violaban los derechos de los haitianos. Incluso, a menos de dos meses de su despedida, como ocurrió a finales de abril del presente año.
 
Ella, la Julliand, dijo coincidir con el informe publicado por el Departamento de Estado de Estados Unidos, el cual señala que en República Dominicana existe discriminación racial hacia los haitianos.
 
Y a pesar de todo, y a pesar de todo, el gobierno dominicano le hizo una condecoración en la despedida de su misión aquí. Me ha alegrado, repito, tal distinción, lo que le demuestra a ella y al mundo que los dominicanos seguimos ofreciendo rosas blancas a quienes nos lanzan espinas desde distintos ángulos, por eso hemos sido bendecidos.

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