Los gremios de restauradores y hoteleros de Barcelona también presentarán alegaciones a la reforma del plan de usos de Ciutat Vella, que promueve el Gobierno municipal de CiU y el Partido Popular y que pretende disminuir las restricciones a la apertura de nuevos locales. Los vecinos creen que añade más presión turística a una zona que ya está muy saturada. El Ayuntamiento defiende que “genera riqueza” en la zona.
El Gremio de Hoteleros presentará objeciones al plan, según confirmó ayer un portavoz de la entidad, aunque su contenido aún no ha trascendido. El lunes vence el plazo. La oposición en el Consistorio siempre ha insistido que la revisión del plan fue fruto de la presión de este lobby. Algunas voces de la entidad critican que los cambios que propone el Ayuntamiento solo benefician a los empresarios cuyas licencias se habían quedado en la cuneta tras la última modificación, en 2010.
Las alegaciones que presenta el Gremio de Restauración, por su parte, son a la totalidad de la modificación. El argumento principal encontra del plan es que ya hay una oferta suficiente en el distrito de Ciutat Vella y abrirla generaría una “saturación”.
En entrevista a BTV, el director técnico del gremio, Josep Maria Torras, aseguró que el Ayuntamiento no negoció con ellos —algo que niegan desde el Consistorio— y que no entienden los objeticos del plan “a medio plazo”.
Torras explicó que se producirá un agravio comparativo, ya que en 2010, tras la entrada en vigencia, se encarecieron las licencias y el que las quiera obtener ahora, a través de las zonas de tratamiento especial que promueve el Consistorio, podrá que pagar menos por ella
