El destacamento policial del Guanito, Bayaguana, parece estar “a la espera del menor viento para caerse”, y solo cuenta con un viejo motor, que sirve a los únicos dos agentes policiales encargados de la vigilancia.
Encima, cuando participan en un operativo, uno de ellos debe custodiar en el destartalado local a quien esté detenido, porque temen que pueda escapar quitando alguna de las carcomidas maderas.
