El sentir el Cuerpo de Cristo en mi paladar ha sido una experiencia extraordinaria, inigualable e indescriptible, no hay en la tierra ni entre los hombres otro hecho que me haya llenado de tanta satisfacción y emoción.
El Cuerpo de Cristo, en un pedacito de pan, me ha dado el gozo de vivir a plenitud, me ha hecho sentir llena del Espíritu Divino, me ha liberado de prejuicios terrenales y desde entonces, desde aquel día que por primera vez tuve este maravilloso privilegio, he vivido la presencia de Jesús en mí en cada paso que doy, cada mañana al levantarme, en el aire que respiro.
Cuando hablo, cuando camino y cuando rio; en cada decisión que tomo y en todo lo que soy, sé que Cristo vive en mí y con su compañía no me hace falta nada, pues todo lo tengo con El.
Esta elección de fe, de alimentar mi alma con el Cuerpo de Cristo, es lo que me inspira hoy celebrar, llena de alegría y gozo, este Jueves Corpus, porque simple y llanamente el Cuerpo de Cristo ofrece vida a quien lo recibe.
La Fe es vida y en nombre de ella tenemos la voluntad y la decisión firme de vivir Su vida, Su amor por los demás, Su pureza, Su entrega, Su misericordia, Su sacrificio para darnos la salvación eterna.
Recibir el Cuerpo de Cristo ofrece sabiduría que solo viene de Jesús, pero no la sabiduría para maquinar y planificar hechos favorables hacia nuestros intereses, no, me refiero a la sabiduría de saberse hijo, hermano, amigo ó simplemente conocedor de su palabra y de Su misión liberadora para todos los que creemos y confiamos en El.
Si nos sentimos regocijados y llenos de alegría en cualquier estado de nuestras vidas, entonces debemos agradecer que Jesús se ha fijado en nosotros, que somos importantes para El, que El ha tocado nuestra puerta y lo hemos dejado entrar para llenar nuestro corazón de amor para dar sin condición, sin intereses, sin espera.
Jesús, en un pedacito de pan, es el amor real que nos invita a seguirle, dejar todo atrás y cambiar de vida, nos hace imitadores de su sacerdocio. Ese amor que nos lleva a ser discípulos para proclamar su evangelio, su grandeza.
Jesús nos llama, por medio de la Fe que nos entrega en un pedacito de pan, a mostrarle su vida a aquellos que no le conocen y que se niegan a oír su llamado, para que también se sientan confiados a buscarle, a proclamar su palabra y abrirles la puerta de tu corazón.
Hoy celebro este Corpus Cristi porque sencillamente, sabiéndome ser hija, hermana y amiga de él, puedo solidarizarme con mis hermanos, con mis amigos; puedo orar por ellos cada día, puedo sentir amor hacia mi prójimo y hacia todos los seres humanos que son mis familiares.
Tomado del blog: Mi Visión, Desdemioptica,blogspot,con
