Montevideo (PL) Inconforme aún con los buenos indicadores de pobreza del Uruguay, al presidente José Mujica le inquieta que persistan «fuegos prendidos en núcleos duros» de la sociedad.
El mandatario de 77 años consideró como un hecho «para nada secundario» las más recientes cifras de la Cepal, que destacan los avances de Uruguay en pobreza y desigualdad en el marco latinoamericano.
Sin embargo, expresó su preocupación al aportar un dato nuevo: uno de cada tres niños menores de seis años es pobre. Es decir, un tercio de los que serán hombres y mujeres en el futuro están hoy «mamando en la frontera de la exclusión».
Mujica, quien dedicó varias alocuciones radiales al tema de la pobreza, exhortó a los uruguayos a atender «a los que van quedando al fondo de la fila y al costado de los caminos».
Porque, agregó, no esperemos que el mercado por sí solo, ciego, arregle los problemas de igualdad y de justicia social.
Reportes recientes de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) indican que, en cuanto a pobreza, Uruguay se sitúa en una posición superior a los promedios de Latinoamérica y de la Unión Europea.
El presidente citó esos informes, subrayando que Uruguay es de los países menos desiguales de América Latina y el que más ha bajado la pobreza en menos tiempo.
Que haya bajado la pobreza y la desigualdad al mismo tiempo, acotó, es un verdadero orgullo nacional.
Los gobiernos del Frente Amplio (FA), primero del presidente Tabaré Vázquez (2005-2010) y, luego, de Mujica, aplicaron fuertes políticas sociales para sacar de la pobreza a casi 900 mil personas.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en el 2004 un 39,5 por ciento de los uruguayos vivía en la pobreza; en el 2010, cuando asumió Mujica, esa cifra había sido reducida a 21,9 por ciento.
El gobierno se propuso seguir bajando la cifra hasta el 10 por ciento y, según el ministro de Desarrollo Social, Daniel Olesker, en el 2012 descendió al 12,4 por ciento, por lo que sólo faltan 2,5 puntos para cumplir esa meta a fines del 2014.
Olesker valoró también el impacto del aumento sostenido de los ingresos, una mayor formalidad en el empleo y el acceso gratuito a servicios como la educación y la salud.
El presidente uruguayo recordó el pasado Primero de Mayo las sucesivas leyes laborales y citó la libertad sindical, la negociación colectiva y otras medidas a favor de empleadas domésticas y trabajadores rurales.
Asimismo, los aumentos del salario mínimo, beneficios jubilatorios y otras normas sociales en distintos sectores.
Por su parte, la central sindical PIT-CNT reiteró sus demandas salariales y laborales y planteó la necesidad de abrir una «nueva etapa de cambios de cara al pueblo por todo lo que hemos avanzado y por lo que nos falta».
Hace ocho años, había casi 34 mil hogares en estado de indigencia, de los cuales 29 mil ya superaron esa situación, restando ahora solamente cuatro mil (más de 20 mil personas).
El INE puntualizó que la pobreza cayó un 82 por ciento en las áreas rurales, un 70 por ciento en las ciudades del interior y un 50 por ciento en Montevideo.
No obstante, este año 2013, uno de cada ocho uruguayos sigue bajo la línea de pobreza, según estimaciones oficiales.
Al respecto, Mujica insistió en la necesidad, pese a lo logrado, de desarrollar «una luchar a brazo partido tratando de rescatar a los olvidados».
Señaló en ese sentido la existencia de núcleos de pobreza dura, donde tres o cuatro generaciones quedaron fuera del mundo del trabajo y se generó una especie de cultura de exclusión.
«Cuesta mucho que los sectores más poderosos de la sociedad se den cuenta que la convivencia del futuro, en gran medida, se lauda si tenemos capacidad de incluir a este mundo de un tercio de niños del Uruguay en un camino que ayude a la superación humana», reflexionó.
*Corresponsal de Prensa Latina en Uruguay.
