Las paradojas y las contradicciones bordean ciertas biografías: éxitos – fracasos, risas-lágrimas, altura-derrumbe, luz-oscuridad, recuerdo-olvido, vida-tragedia; todo lo existencial puede estar proyectado detrás del telón o delante de la cámara, como una película íntima del genio cineasta italiano, mas en la historia de la pantalla grande siempre estará escrito un nombre tan grande como la pantalla: PIER PAOLO PASOLINI. Y quien en el competitivo renglón de los mejores del Séptimo Arte, es indiscutiblemente uno de los primeros.
La vida de Pier Paolo Pasolini es una confirmación de que el azar suele arrastrar las manos del destino. Quizás sus padres no habían pautado su llegada, algunos dicen que su nacimiento el 5 de marzo de 1922 no estaba en el guión, pero la culta ciudad de Bolonia, Italia, registró ese día la llegada de quien décadas más tarde al enfocarse en su esfuerzo se convertiría en dramaturgo, poeta, novelista, director de cine, guionista, pintor y en uno de los escritores más reconocidos de su generación, así como uno de los realizadores más venerados de la filmografía de su país y del continente europeo.
Su padre fue un soldado que se hizo famoso por salvar la vida de Benito Mussolini. Pier Paolo Pasolini como ha sucedido con otros genios, empezó a escribir poemas a los siete años, quiso a temprana edad hablar artísticamente al público, en una época en que el cine era mudo. Años después publicó por primera vez un libro cuando se encontraba estudiando en la famosa Universidad de Bolonia, el centro de educación superior más antiguo del mundo occidental, fundado en 1088 y que entre sus alumnos resaltan los eminentes Dante Alighieri, Petrarca, Thomas Becket, Erasmo Rotterdam y Nicolás Copérnico.
Pier Paolo llegó con prisa a la adultez, fue reclutado durante la Segunda Guerra Mundial; parecería parte de un elenco fílmico, porque al participar en varios episodios bélicos resultó capturado por los alemanes, y como se esperaba, para un final de película al estilo “la serie televisiva “Combate”, el “protagonista” logró escapar. Al terminar la guerra, se unió al Partido Comunista Italiano, organización que defendía los derechos de los proletarios y las minorías discriminadas por la sociedad, pero al pasar dos años vivió el duro desenlace de ser expulsado del partido. ¿La causa? La respuesta pareció una escena: “-¡Pasolini tú eres homosexual!, y no podemos tener camaradas con ese defecto moral”. Como ironía y venganza del tiempo, muchos de los del partido dejaron de ser comunistas, mientras Pasolini lo siguió siendo toda su vida.
Charles Chaplin, Douglas Fairbanks, Orson Welles, Francis Ford Coppola, Luis Buñuel, Pier Paolo Pasoline, el cine en manos del genio es un universo en el que las potencias creadoras vuelan a lugares que no conocen los límites, sin que el dios hombre lleno de inspiración pueda sentir el más mínimo cansancio en sus alas. Pasolini le pone pasión desenfrenada a la dirección artística de sus películas, las escenas estremecen, golpean el ánimo y las lágrimas se precipitan como chubascos tropicales. La pornografía se viste en su desnudez de limpia sensualidad que evitan la censura.
La marginad de la podredumbre social de los barrios de Roma, encuentra en Pasolini a un poeta que le canta a todas estas miserias, pero lo hace con imágenes cinematográficas de profundidad filosófica. Aunque muestra la crudeza de esta realidad, lo hace como para que le duela al mundo de la modernidad y termine la hipocresía vestida muchas veces de prostitución, droga o depravación sexual.
La mirada de Pasolini es tremendamente crítica, política y revolucionaria. El director a través del arte invita a la subversión, al rompimiento de statu quo. No importa que la burguesía y el clero lo acusen de obsceno, lascivo, comunista y homosexual. Su primera película “Accattone”, apunta el rumbo de sus denuncias, proyectadas con calidad “cinco estrellas”.
Las imágenes llegan a los ojos abriéndonos los párpados y sellando en nuestras retinas cuadros visuales cargados de poesía erótica. El fondo musical actúa como co-protagonista del subconsciente que despierta en el espectador la embriaguez del arte sublime. Todo el que ve sus películas se levanta de la butaca exclamando lo que de él dijo el poeta Giorgio Manacorda, “…es un gigante que nos obliga a pensar».
PRINCIPALES PELÍCULAS: 1961. Accattone. 1962. Mamma Roma. 1963. El Evangelio según San Mateo (http://www.youtube.com/watch?v=0taIoK2D0fA). Considerada por la Santa Sede como la mejor cinta de todos los tiempos sobre el tema. 1966. Pajaritos y pajarracos. 1967. Las brujas. 1967. Edipo el rey (http://www.youtube.com/watch?v=-x6aKc3Hr6A). 1967. Teorema. 1969. Amor y rabia. 1969. Pocilga. 1969. Medea. 1971. El Decamerón. 1972. Los cuentos de Canterbury. 1974. Las mil y una noches. 1975. Saló o los 120 días de Sodoma.
Un revolucionario del Séptimo Arte
Miiren sus películas y entenderán que no es un director común, que es un Quijote que sale con sus cámaras a pelear con los molinos de viento de la realidad social de la pobreza italiana. Es un guerrillero (El Che con cámara) atrincherado en la trama de sus historias cinematográficas, ejerce su ideología comunista desde su arte y como cualquier terrorista sus películas son los explosivos que harán saltar el régimen. Su gran escuela en el Séptimo Arte fue no tener escuela. “No sé nada de cine, me dejo llevar de la inspiración”, decía.
Pasolini se convirtió en alumno sin maestro. Aprendió sin nunca haber estudiado. Se hizo sabio en su bruta forma de concebir el cine. Y como no siguió patrón pudo hacer costura diferente, sin los modelos acostumbrados. Su cámara empezó a enfocar donde otros jamás habían dirigido sus contemplaciones. Vio lo nunca visto. Como testimonia uno de sus ayudantes “Clavaba la cámara delante de las caras sudadas, de los cuerpos deformes, de las casas destartaladas, de los perros vagabundos, enfocó lo más sucio de lo sucio …”.
Este productor llevó a la pantalla grande las cosas pequeñas que nunca tuvieron pantalla. Creó el cine de los que no estaban en el cine. Sus enfoques desenfocaron las escuelas tradicionales de cinematografía. El director italiano se hizo película porque las películas comenzaron a hacerse como el italiano director. Así nació la marca, el estilo aún sin nombre pero con registro de identidad rubricado por un genio de película: Pier Paolo Pasolini.
“Durante el rodaje de su primera producción, día tras día, Pasolini se descubrió inventando el cine, con la furia y la naturalidad de quien, teniendo entre sus manos un nuevo instrumento expresivo, no puede dejar de adueñarse de él totalmente, anular su historia, darle nuevos
orígenes, beber de su esencia como en un sacrificio. Yo era su testigo”.
En una de sus miradas se descubren múltiples y significativas miradas: política, poética, filosófica, histórica sociológica, religiosa, ética y estética. “Mira, pero lo que está detrás de lo que ves”, enseñaba Pasolini. Sus ojos son un prisma que descompone y muestra todos los colores de la realidad. El escritor veía su trabajo desde otra dimensión: “La literatura utiliza signos, el cine es la realidad misma. La lengua en imagen de la realidad”.
Toda la crítica internacional coincide en considerar que la producción fílmica de Pasolini es la obra de un poeta que ha logrado cosas como ningún otro ha podido conseguir. Porque sin dudas Pasolini es el poeta italiano más importante de la segunda mitad de siglo XX. «Su cine tiene una definición exacta: es cine de poesía, no cine poético. Es pura poesía, por eso no desaparecerá nunca». Sean las razones que sean, después de Pasolini no ha habido en Italia otro cineasta que haya roto los moldes como él, comenta la musa del director. «Cada película que hacía era diferente, no tenía nada que ver con la anterior», dice Laura Betti, la actriz que estuvo presente en la mayoría de las cintas de Pier Paolo Pasolini.
Una vida y una muerte sin pantallas
Es imposible separar a un artista de su obra. Lo privado, si es la vida personal del pintor se verá en sus cuadros. Lo íntimo quedará esculpido si es escultor. Su vida saldrá por la garganta cuando canta. ¿Y cómo podemos pretender dejar a Pasoline fuera de su cine? Él es su cine. Lo que ves en sus películas son los destellos de una vida que nunca se escondió detrás de las cámaras porque supo tener una existencia sin pantalla. “Soy homosexual, mis relaciones con las mujeres son en otra dimensión, las adoro pero no siento deseos por ellas”.
Pero su preferencia sexual y sus ideas políticas marcarían la ruta de su tragedia. La primera como carnada; la segunda, como motivo de una trama miserable que lo llevó a una muerte a los 53 años de edad, cuando el mundo vivía en las salas de proyección de sus cintas, toda la genialidad de un productor sin competencia significativa en el universo de la cinematografía. El 2 de noviembre de 1975, día de Los Fieles Difuntos, un joven de 17 años lo asesinó, dizque porque Pasolini quería tener sexo con él.
Los titulares alarmaron a millones de personas. En un importante rotativo español aparece la noticia siguiente: “Una persona sin nombre en una calle de Roma, lee con tristeza el titular del periódico con la crónica de la muerte de Pasolini, ya con los ojos ardiendo en lágrimas y con voz entrecortada suspira con dolor: “¡Hemos perdido a un poeta!”. Luego seca su rostro, se repone y al cerrar el diario exclama, ¡“y poetas como él hay muy pocos!”.
A propósito de lo sucedido con su cobarde crimen, su cadáver fue descubierto por un niño que apreció su pecho tibio con una camisa verde claro llena de sangre y agujereada como un vidrio roto. Pasolini había escrito casi una profecía en su poema titulado, “El día de mi muerte”, dice, “Yo seré todavía joven, con una camisa clara, y con los dulces cabellos que llueven sobre el polvo amargo. / Estaré todavía con calor, y un muchachito corriendo sobre el asfalto tibio de la alameda, me posará una mano sobre el pecho de cristal”.
Entrevistado su vecino y compañero de labores Alberto Moravia dijo: ¿Quiénes son los herederos de Pasolini? R. No los hay. Él es su propio heredero. Con su muerte hay toda una parte de la sociedad italiana que ha desaparecido súbitamente y que no se ha renovado. Pasolini está todavía en trance de evolución. Es una experiencia que no ha terminado. El mundo de Pier Paolo es inagotable».
El telón está a punto de cerrarse… En Ostia, en el escabroso lugar de su asesinato, solo faltó una cámara ocultada con anterioridad. Quizás hoy, que han rodado décadas de esa tragedia, pudiéramos ver las imágenes con el espanto morboso de una cinta de terror y convencidos de que la vida del genio cineasta Pier Paolo Pasolini, – sin nunca haberse escrito un libreto-, es su mejor película.
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