Una agenda social para la paz en Colombia

Bogotá.- Miles de voces colombianas de todas las regiones se unieron aquí en un Congreso por la Paz y la Vida Digna para defender una propuesta de agenda social incluyente, que «permita superar las condiciones de pobreza, marginalidad, desigualdad y exclusión política en el país».
 
La cita, del 17 al 22 de abril, congregó en la Universidad Nacional a unas mil 500 organizaciones sociales y políticas, y 250 personalidades de 16 países, que impulsaron una agenda desde el constituyente primario, el pueblo.
 
Más de 20 mil personas de casi todas las regiones colombianas, entre ellos indígenas, afrodescendientes, niños, jóvenes, ancianos, mujeres, campesinos, coincidieron en que para lograr la paz es urgente crear un sólido movimiento nacional.
 
Convocado por el Congreso de los Pueblos, el encuentro tuvo un objetivo fundamental: «que el país de abajo legisle, que los pueblos manden, que la gente ordene el territorio, la economía y la forma de gobernarse».
 
Necesitamos impulsar diálogos regionales, nacionales y locales, sin obstrucción del Estado, que haya autonomía en estos ejercicios y un espacio multilateral, expresaron los participantes, quienes reiteraron su apoyo a la mesa de conversaciones entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), las cuales transcurren en Cuba.
 
Las voces de las guerrillas de las FARC-EP, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Ejército Popular de Liberación (EPL) cobraron presencia a través de los mensajes a los participantes.
 
La delegación de paz en los diálogos con el Gobierno pidió unificar los esfuerzos surgidos desde el mandato popular. De la suma de todos ellos se cosecharán frutos de gran importancia para el bienestar de nuestro pueblo, señalaron.
 
El líder del ELN, Nicolás Rodríguez, planteó la urgencia de reunir a los movimientos sociales y populares y fuerzas políticas en un gran grupo «aun sabiendo que habrá matices y diferencias en contenidos». Ha llegado la hora de superar ese andar de cada organización, partido o grupo por su lado, la unión es un imperativo político, apuntó.
 
Durante casi una semana los delegados se reunieron en siete mesas temáticas en aras de una propuesta de programa «para la construcción de políticas que generen justicia social y la plena garantía de los derechos».
 
También se pronunciaron por una salud y educación públicas sin discriminaciones de ningún tipo, y propusieron una ley marco de hidrocarburos que reivindique elementos de soberanía nacional y redistribución de la renta petrolera y gasífera.
 
Personalidades de América Latina, Suráfrica, Europa, Estados Unidos y Canadá, presentes en la cita, se pronunciaron por una solidaridad internacional desde las estructuras de base, que apoye el proceso de paz colombiano.
 
Debemos respaldar con toda nuestra fuerza estos diálogos, tengo la esperanza de que acabe la violencia sufrida por el pueblo en los últimos 60 años, afirmó el sociólogo belga Francois Houtart. Las clases dominantes en Colombia, dijo, deben dar una oportunidad a la paz para reconstruir un nuevo proceso, la solución militar no funciona.
 
Con un llamado al cese bilateral del fuego, los participantes pidieron configurar espacios regionales de diálogos entre la insurgencia, el Gobierno y las comunidades.
 
Las propuestas emanadas del encuentro fueron recogidas en una declaración final leída en la Plaza Bolívar, del centro histórico de la capital. Entre ellas sobresalió la urgente necesidad de incorporar a las otras guerrillas al proceso.
 
El presidente de la Comisión de Paz de la Cámara de Representantes, Joaquín Camelo, subrayó que la mesa de conversaciones que sesiona en Cuba desde noviembre de 2012, no puede ser la última.
 
«Queremos la paz pero hay que abandonar la mezquindad, no más minería, no más pobreza, no más residuos de corrupción en la universidad pública y el sistema de salud, no más hablar de paz y seguir construyendo tratados de libre comercio», afirmó, por su parte, el representante a la Cámara, Iván Cepeda.
 
El Congreso por la Paz y la Vida Digna refrendó los anhelos de miles de colombianos que piden tener voz en la mesa de conversaciones.
 
A punto de llegar a un primer acuerdo en el tema de la política de desarrollo agrario integral, como lo anunció en días recientes el exvicepresidente Humberto de la Calle, jefe del equipo gubernamental, los colombianos aumentan sus esperanzas de que el diálogo fructifique en un sentido positivo.
 
Una esperanza de la cual dio fe la multitudinaria marcha que congregó el 9 de abril a un millón de personas en Bogotá, y en otras capitales del país, como lo expresaron mayoritariamente diversos sectores políticos y de la sociedad civil.

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