El Consejo de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), aprobó la noche de este viernes la disolución del Frente Estudiantil de Liberación Amín Abel (Felabel), por apartarse su comportamiento de los fines propios de un movimiento de este tipo y la expulsión de toda su directiva, tras la realización de los allanamientos a sus locales, en los cuales fueron halladas armas de fabricación casera.
La muerte del coronel de la Policía, Julián Suárez Cordero, el pasado martes, durante las violentas protestas que tuvieron lugar en la UASD, antecedieron a estos actos y a dicha decisión, contenida en una resolución emitida por el organismo, que también resolvió asumir todos los espacios usados por Felabel en la sede central, recintos, centros y subcentros, y utilizarlos para aulas, laboratorios, baños y cualquier otro uso que decidan las autoridades.
El Consejo Universitario sesionó por más de tres horas, tiempo en el cual conoció un informe del departamento de Seguridad de esa institución acerca de las pesquisas realizadas por miembros de la Policía Nacional y el Ministerio Público en locales de Felabel y la Secretaría de Bienestar Estudiantil de la Federación de Estudiantes Dominicanos (FED), donde encontraron una escopeta tipo “chilena” con cinco cartuchos y una pistola “chagón”, además de una peluca y un pasamontaña, entre otros objetos.
Las autoridades de la UASD decidieron expulsar de la academia a los estudiantes Omar Bidó y Diógenes Gutiérrez, secretario general y vocero del Felabel; así como a los demás dirigentes. A ese grupo estudiantil pertenece Wilson Daciel Nicasio Javier, quien es buscado por la muerte del coronel Suárez Cordero.
El Consejo, encabezado por el rector Mateo Aquino Febrillet, acogió revisar periódicamente los locales de los gremios y grupos estudiantiles a fin de evitar su uso indebido y dispuso que los grupos estudiantiles que estén reconocidos tengan un solo local por recinto.
De igual manera convinieron en apresar a manifestantes que durante protestas utilicen capuchas y realicen actividades violentas. “La UASD reconoce el derecho a la protesta, la cual debe ser realizada con métodos pacíficos y en el marco de la ley”, observaron. La academia gestionará el apoyo del Gobierno o de donantes para la instalación de mecanismos tecnológicos que eleven la eficiencia de su seguridad interna y en el control de acceso al campus y a los edificios de facultades.
La dirección universitaria subrayó su colaboración en las investigaciones sobre la muerte del coronel Suárez Cordero, y solicitó a las autoridades preservar la integridad física y el respeto a los derechos de las personas investigadas durante el proceso. Concluyeron que el uso adecuado de su autonomía y el fuero universitario no están en discusión.
La UASD reanudó este viernes la docencia y otras actividades, suspendidas desde el pasado martes tras los disturbios en los alrededores del campus.
Estudiante cumplirá prisión
El estudiante de ingeniería Héctor Eduardo Pichardo Hernández cumplirá tres meses de reclusión preventiva en la cárcel de La Victoria, por su vinculación en la muerte del coronel de la Policía Nacional, Julián Suárez Cordero, según medida dictada por el magistrado Alejandro Vargas, de la Oficina Judicial de Servicio de Atención Permanente del Juzgado de la Instrucción del Distrito Nacional.
No obstante, el joven negó sus implicaciones en el caso, en tanto que su abogado Melanio Farreira consideró que no había pruebas suficientes para implicarlo en el crimen. Pero, el representante del Ministerio Público, Dante Castillo y el magistrado Vargas, manifestaron que las pruebas presentadas en la vista de medida de coerción eran suficientes para mantenerlo tras las rejas mientras se profundizan las investigaciones.
De acuerdo a las investigaciones, la novia del imputado, de quien no se dijo el nombre, manifestó que el día de la protesta estudiantil, Wilson Daciel Javier Nicasio, prófugo, tenía un arma de fuego en las manos y en ese momento le acompañaban su novio, Héctor Eduardo Pichardo Hernández, y otros jóvenes.
Pichardo Hernández denunció que al momento de ser apresado los miembros de la Policía Nacional le golpearon en zonas corporales donde no se perciben, para no dejar evidencias, y le obligaron a confesar dónde estaban las armas.
