El jefe de equipo de Mclaren cree que las órdenes de equipo están dañando la imagen pública de la Fórmula 1. Sin duda, la situación vivida en Sepang con el equipo Red Bull como protagonista ha atraído una atención negativa a la competición, pero las escuderías han acudido a ellas desde que la F1 existe, a pesar de estar prohibidas por la FIA en la mayor parte de su historia.
Ahora que la Federación permite que los equipos den órdenes de equipo sin tener que utilizar códigos extraños y rebuscados, sino directamente diciendo ‘Alonso es más rápido que tú’, la F1 puede entrar en una espiral de degradación deportiva que debe ser controlada por los propios equipos.
No, no creo que las órdenes de equipo sean buenas para la Fórmula 1, personalmente.
Pero es muy sencillo para mí mirar hacia atrás y decir ‘bueno, nosotros no hacemos eso’, y condenar al resto. Pero no quiero hacer algo por el estilo.
En Mclaren ya saben lo que es perder un título que tenían en las manos por tan sólo un punto de diferencia y tirar a la borda el título de constructores de ese mismo año por el caso Stepney-Coughlan. Pero Martin Whitmarsh no ha querido meter el dedo en la llaga de sus rivales y se ha mantenido prudente al respecto.
Cualquiera puede volverse en contra nuestra y decirnos que en 2007 tiramos el título a la basura. Que podríamos haber favorecido a alguno de nuestros pilotos y habrían sido Campeones del Mundo, lo que todo el mundo sabe que es cierto.
No me hace sentir bien. Por supuesto, hay una parte de mí que dice ‘¡Vaya m…, deberíamos haber sido campeones del mundo!’, pero en la misma situación espero que hiciéramos lo mismo de nuevo.
Suena algo cainita que Mclaren volviera a perder un Mundial sólo por el hecho de no dar una orden interna en el momento adecuado, pero con Martin Whitmarsh al frente parece ser que así sería. A Red Bull le habrían sobrado colores en las mejillas si hubiesen seguido el camino del británico, aunque tal vez no estaríamos hablando de unos tricampeones del Mundo.
