Las mejoras quirúrgicas y el mejor control han llevado a reducir las muertes debidas a los aneurismas aórticos en un 36 por ciento, dice la Mayo Clinic Health Letter.
La aorta es la arteria más larga del cuerpo, que sale desde la parte superior del corazón y curva hacia abajo para atravesar el tórax y el abdomen. Otras arterias principales se ramifican desde la aorta para abastecer de sangre al cerebro, los brazos, los órganos internos y las piernas. El aneurisma se produce cuando aparece una zona de debilitamiento o daño en cualquier parte de la pared del vaso sanguíneo, ocasionando la dilatación de un segmento de la arteria.
La mayoría de los aneurismas son pequeños, crecen lentamente y no producen síntomas. Por lo general, se descubren cuando se realiza algún examen por imágenes debido a otro problema de salud. El peligro de un aneurisma aórtico es que puede reventarse o romperse, ocasionando un sangrado interno mortal. El aneurisma aórtico que se revienta es mortal entre un 80 y un 90 por ciento del tiempo.
Dado que los aneurismas pequeños conllevan un riesgo muy bajo de reventarse, los médicos generalmente recomiendan el método de “vigilar y esperar”, con la sugerencia de realizar exámenes por imágenes una o dos veces al año para controlar cualquier cambio. Cuando el aneurisma crece hasta 5 centímetros (cm) en las mujeres o 5,5 cm en los hombres, el riesgo de rotura aumenta rápidamente y el médico con toda probabilidad recomendará algunas alternativas de tratamiento.